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Es uno de los países con más tradición en el sector

La cerveza belga quiere entrar en el mercado español

Rubias, negras, ámbar, o de varias fermentaciones. Las hay de numerosos tipos La mayoría provienen de la región de Flandes

Los monjes de Westmalle (Bélgica) se dedican desde hace más de 200 años a la oración y al trabajo, con el fin de ser autosuficientes. Entre los muros de su abadía hay un huerto, una granja, una quesería y, además, una cervecería. Del monasterio salen embotelladas dos tipos de cerveza. Una es la Dubbel, de siete grados de alcohol y de un característico color rojo oscuro. La otra es la Tripel, dorada y con 9,5% grados. Ambas, de la marca Westmalle Trappist, se caracterizan por su equilibrio, aromas afrutados y un suave y sutil amargor final.

Esta es una de las marcas más conocidas y consumidas en Bélgica, proveniente, como la mayoría de las cervezas flamencas, de la región de Flandes. Estas marcas, además, quieren abrirse al mercado, y de los países mediterráneos, donde suelen ser más desconocidas, España es uno de los objetivos principales. Con este objetivo, varias casas cerveceras se reunieron la semana pasada en la embajada de Bélgica en Madrid. El fin: ponerse en contacto con los distribuidores y hosteleros españoles. Por un lado, los representantes de las marcas más conocidas: Duvel, Roman, Palm, Haacht, John Martin, Westmalle y De Brabandere. Por otro, los delegados de otras mucho menos célebres: Mokke, The Musketeers, Van Eecke y Wieze.

Muchas mantienen las técnicas de elaboración que se llevaban a cabo hace siglos. Por ejemplo, la casa De Block, en la que perdura la tradición cervecera desde el siglo XIV. Todas sus bebidas tienen una doble fermentación, llevando a cabo la segunda en el interior de la propia botella, manteniendo así su peculiar sabor y variando el tipo de cerveza. Por un lado la Satan Black (negra), la Satan Gold (rubia) y la Satan Red (ámbar).

Otra de las empresas que quiere entrar en el mercado español es De Brabandere. De su amplio abanico de cervezas especiales, destaca la Bavik Lager, galardonada en tres ocasiones como la mejor pils (un tipo especial) de Bélgica.

La firma Brouwerij ha tomado la delantera a sus compatriotas y ha creado por primera vez una filial fuera de Bélgica. Y precisamente en España, la Brouwerij Roman. Esta casa, con más de cuatro siglos de tradición cervecera, presenta una graduación que oscila entre el 5% y el 9% de alcohol, a gusto del consumidor.

Pero la competencia está a la orden del día en uno de los países del mundo con mayor tradición y consumo de malteados. La innovación, por lo tanto, marca la diferencia. Brouwerij The Musketeers ha desarrollado una gama de cervezas no tradicionales, con sabores y aromas únicos. Algunas, como la Troubadour Magna, se caracteriza por tener triple IPA, un estilo proveniente de Inglaterra, característico por tener alto nivel de alcohol y de amargor.

Y en el corazón de los campos de lúpulo belgas está la casa cervecera Van Eecke, que elabora su famosa cerveza dorada y emblema de la empresa, bautizada como Hommelbie, con cuatro lúpulos aromáticos. Y al sur del país, lejos de la región de Flandes, se levanta la factoría de Duvel Moortgat, fundada en 1871. Una de sus cervezas insignia es De Koninck (5,2%), ámbar, clara y con un ligero toque acaramelado. Parece, además, que ambos mercados están condenados a entenderse. El periodo en el que Bélgica y España compartieron historia ha desembocado en la famosa Carlos V, de la cervecera Haacht, de 8,% grados y color rojizo. Una de las más conocidas de la casa.

El sector cervecero belga, a diferencia del español, está mucho menos centralizado y son varias las compañías que cuentan con un peso importante. Además, esta heterogeneidad en el mercado propicia la aparición de varios tipos de cervezas poco conocidas en España. Algunas como la Bourgogne, de Martins, de fermentación mixta y oscura; o la Cornet, de PALM Belgian, una rubia fuerte con 8,5 grados de alcohol.

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