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Columna
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Un obstáculo para Bloomberg

La agenda de Hillary Clinton, la retórica de Bernie Sanders y los enredos de Ted Cruz serán especialmente instructivos para una persona: Michael Bloomberg. Clinton repudió por tres veces la semana pasada sus lazos con los complejos de la industria financiera. La ex secretaria de Estado está teniendo problemas para defenderse de las acusaciones de su principal rival en la designación demócrata a la presidencia, el senador de Vermont Bernie Sanders, de que es una esclava de los multimillonarios y los titanes de Wall Street que llevaron al mundo al borde del apocalipsis.

Ted Cruz, el senador de Texas, que ganó la semana pasada las votaciones republicanas en Iowa, ha lidiado con el empleo de su esposa en Goldman mordiendo la mano que le da de comer _–lanzó su campaña diciendo que la empresa está involucrada en el capitalismo de las amistades y que creció gracias a la reforma bancaria–. Luego se puso a la defensiva cuando se supo que había financiado con dinero del banco una campaña anterior para el Senado.

El mensaje de Bloomberg tendría que ser totalmente diferente. El tres veces alcalde de la ciudad de Nueva York, sin embargo, ve una oportunidad en estas dinámicas políticas. Si Sanders gana las primarias de la próxima semana de New Hampshire y aumenta la presión, Bloomberg podría dar inicio a una carrera independiente hacia la Casa Blanca en marzo.

El tres veces alcalde de la ciudad de Nueva York ve una oportunidad en las dinámicas políticas actuales

Puede que su mayor obstáculo no sean Cruz o Donald Trump, hasta hace poco el favorito entre los republicanos. Más bien, son sus raíces en la industria financiera, que van mucho más allá de las de cualquier otro candidato. A diferencia de Clinton o Cruz, Bloomberg no huye de Wall Street. Después de todo, presidió el lugar como alcalde durante 12 años y le debe su condición de multimillonario.

No se trata simplemente de que Bloomberg comenzara su carrera en Salomon Brothers cuando era el rey de las operaciones de intermediación por cuenta propia, una práctica prohibida en los grandes bancos por la Ley Dodd-Frank. La fuente de la inmensa fortuna de Bloomberg es el terminal electrónico que lleva su nombre y que emplean fondos e instituciones financieras como Goldman, así como bancos rescatados como Royal Bank of Scotland y Citigroup.

Sea cual sea la cifra concreta, Bloomberg sería el hombre más rico que en presentarse a presidente. Su habilidad para evitar los comités de acción política podrían hacerle atractivo para los votantes, que desprecian la influencia que los donantes intentan ejercer sobre los candidatos. Si los estadounidenses están dispuestos a elegir un plutócrata, es difícil imaginar un mejor candidato que Bloomberg, cuyas moderadas posiciones políticas lo distinguen de Sanders, socialista, y Cruz, del conservador Tea Party.

Trump, el otro magnate en la competición, ya ha tenido una inesperada buena carrera. A diferencia de Bloomberg, cuya madre era contable en una lechería Boston, Trump nació en la riqueza. Su fortuna se debe a un descenso en la rentabilidad de la deuda durante 30 años que favoreció el valor de los activos inmobiliarios que su padre acumuló. Aunque ese mismo ciclo benefició a Bloomberg, puede decir de manera más convincente que se ha hecho a sí mismo. Y a diferencia de las empresas de Trump, Bloomberg no ha estafado acreedores.

Bloomberg no puede argumentar que solo vende el equivalente informativo de picos y palas. Si lo hace, podría poner en peligro la empresa que construyó. También llegaría a parecer carente de principios y poco auténtico dado su historial de defensa de las instituciones de Wall Street.

En plena lucha contra las protestas de Occupy Wall Street, Bloomberg argumentó que no había que culpar a los bancos por el colapso de las hipotecas subprime que precipitó la crisis financiera de 2008. Más bien, fue “el Congreso el que los obligó a dar hipotecas a personas que se encontraban en la cúspide”.

Bloomberg no está del todo equivocado. Las razones de la crisis fueron muchas, compartidas y matizadas. También la defensa de Bloomberg para defender a Goldman y a su presidente ejecutivo, Lloyd Blankfein, hace cuatro años. En una carrera donde los lazos con Wall Street parecen especialmente negativos, Bloomberg queda en una situación más difícil. Si opta por participar en la carrera, su única opción es mantener esa unión de toda la vida y tal vez incluso apostar por una plena defensa. Buena suerte con ello.

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