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Tecnología

La impresión en 3D llega a las líneas de montaje

BMW, Opel y Volvo Trucks fabrican con las últimas técnicas las herramientas que usan sus operarios para ensamblar los vehículos.

Aunque el reciente vencimiento de patentes abaratará su desarrollo, todavía pasará un tiempo antes de que tener una impresora 3D en casa sea tan común como tener un televisor. Por lo pronto, en San Sebastián hay una que pesa 28 toneladas, casi tantas como los que en 1946 pesaba el primer ordenador digital. La máquina, fabricada por Ibarmia en colaboración con la Universidad del País Vasco y la fundación Tecnalia, es capaz de reproducir piezas de aviones y coches.

La ADD+Process, que fue presentada en octubre en la feria de máquina-herramienta de Milán, utiliza un láser que puede moverse hasta en cinco direcciones diferentes, lo que le permite trabajar con geometrías más complicadas. Solo hay cuatro impresoras como esta en el mundo. Las otras tres están en Alemania, Japón y Austria.

Si bien estará destinada principalmente a proyectos de investigación de Tecnalia, proveedores vascos de componentes de automoción ya han mostrado su interés en hacer pruebas en ella, según confirma Aitor Lasa, director de fabricación avanzada de la fundación.

Pero la manufactura aditiva, como también se conoce a esta tecnología, no es nueva en la industria. Las marcas llevan años fabricando prototipos en 3D para acelerar la salida al mercado de sus modelos y reducir costes. Últimamente, sin embargo, han empezado a usarla también para producir herramientas de montaje, lo que supone un primer paso hacia elementos más complejos como llantas, válvulas, componentes del motor y otras partes de la estructura del vehículo.

La máquina diseñada por Tecnalia imprime entre 30 y 100 gramos por minuto.
La máquina diseñada por Tecnalia imprime entre 30 y 100 gramos por minuto.

“Es muy emocionante porque ahora el trabajador puede involucrarse plenamente en el diseño de sus propias herramientas, añadiendo ventajas que mejoran la productividad, como diseños más ergonómicos, peso reducido e incluso una mayor seguridad”, afirma Jim Vurpillat, director de marketing del programa de aeronáutica y automoción de Stratasys, fabricante de impresoras 3D con sede en Minneapolis, EE UU.

Opel y Volvo Trucks, por ejemplo, están usando equipos de Stratasys para fabricar las plantillas y utillaje que emplean sus operarios en la cadena de montaje. “Si una herramienta hecha del modo convencional se volviera inservible, tendría que mandarse a hacer una nueva, lo que podría ralentizar la producción por varias semanas. Con la impresión en 3D, en cambio, puede estar lista en cuestión de horas”, asegura Vurpillat.

BMW, entre tanto, presentó a mediados de 2014 una herramienta ergonómica impresa en 3D que protege a sus trabajadores contra presiones excesivas en las articulaciones del pulgar mientras montan los coches y, más recientemente, anunció que su laboratorio en Silicon Valley está probando un láser ultravioleta que imprime a una velocidad muy superior a la de las impresoras actuales.

Debido a estos avances, la consultora Smartech prevé que la manufactura aditiva generará en 2019 un negocio de 1.000 millones de euros. José Manuel Aznar, ganador de un concurso de Nissan por el diseño del Altair, un modelo que se fabricaría en su mayor parte con impresoras 3D, sostiene que esta tecnología ayudará a tener coches más ligeros y, por tanto, menos contaminantes pero igual de seguros. “Serán como un hueso: macizos por fuera y huecos por dentro”.

El premiado diseño Nissan Altair.
El premiado diseño Nissan Altair.

Hacia el coche ‘Ikea’ que se arma en casa

¿Cómo cambiará la vida de los compradores de coches la popularización de la impresión en 3D? Aitor Lasa, de Tecnalia, estima que en una fase muy avanzada, dentro de 30 o 40 años, los consumidores podrán encargar a las marcas un paquete de elementos básicos como la transmisión, los asientos y el motor, y personalizar el resto en talleres de barrio. “Será el coche Ikea que te montas en casa”, comenta.

En la visión de Lasa, no solo será posible que cada uno diseñe la carrocería y apariencia de su propio vehículo, sino que, además, podrá compartir ese diseño, de manera gratuita o pagada, con otras personas en cualquier parte del mundo a través de las redes sociales.

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