Gestión profesional para combatir el temporal
Las Bolsas de toda Europa han descendido de forma vertical y muy intensa en las tres primeras semanas de enero, aunque han encontrado un ligero alivio tras los renovados compromisos de rescate del Banco Central Europeo (BCE), con nuevas inyecciones de liquidez. Las dudas sobre el desempeño de la economía china y del resto de países emergentes, las subidas de tipos en EE UU y la depreciación del petróleo y el arrastre que ha ejercido sobre el resto de las materias primas han nublado los horizontes de los inversores, han incrementado la volatilidad y las dudas y han ajustado los precios de las acciones hasta niveles que no se veían desde hace dos años. En paralelo, algunos metales preciosos y los bonos de más alta calidad, sobre todo los de carácter soberano, han funcionado como refugio, algo tradicional cuando hay temor. Como siempre que el mercado muestra su peor cara, y cuando lo hace de forma tan intensa y con explicaciones difusas por parte de los analistas, los inversores particulares buscan el consejo de los profesionales para asegurar el capital y lograr algún retorno, por limitado que sea.
Entender una crisis doméstica y explorar sus consecuencias sobre la marcha de los mercados financieros es menos complicado que hacerlo con una situación como la actual, activada por las dudas del crecimiento mundial admitidas por el FMI y por el parón chino y la caída del petróleo. La dificultad está en cuantificar y proyectar la envergadura de la caída de China, pues ofrece al mercado muy poca información sobre la situación real de su economía, tanto en términos macroeconómicos como todo lo relacionado con sus empresas industriales y bancarias. Bien es cierto que como se trata de una economía de mercado, pero planificada por las autoridades políticas, disponen de más herramientas para corregir el tiro de la actividad, con una posibilidad ilimitada de flexibilizar los instrumentos de financiación, e incluso de la demanda de particulares. Y ello hace suponer que puede haber soluciones relativamente rápidas, pese a la dimensión del país y la necesidad de un cambio radical en su modelo de crecimiento.
En situaciones como esta, una buena opción para los particulares es poner su dinero en manos de gestores profesionales para rentabilizar su apuesta inversora. Las gestoras de fondos pueden convertirse en una buena elección para un periodo no cifrado todavía de inestabilidad, pero que puede prolongarse unos cuantos trimestres. De hecho, en ese instrumento, el fondo de inversión, es donde están tratando de desviar los recursos de los ahorradores los grandes bancos, aunque no siempre han ofrecido el mejor desempeño a la clientela.
Pero la oferta de los fondos, de gestión profesionalizada, es mucho más amplia, con un selecto grupo de gestoras independientes que ofrecen también buenos resultados en los años pasados. En CincoDías ofrecemos unas cuantas posibilidades, con perfiles diferentes de inversión y activos de distinta naturaleza y sometidos a grados de volatilidad variables. Recordamos también, que las rentabilidades obtenidas en el pasado por los gestores no son necesariamente reproducibles, porque las circunstancias son también diferentes, y como siempre también alertamos de la necesidad de estudiar y vigilar las comisiones que cada gestora aplica a la clientela, y expresamos nuestra preferencia por aquella que liga la cuantía de las mismas al propio desempeño logrado por cada fondo.
Las fórmulas para preservar el capital en una etapa en la que la ley de la gravedad ha recordado a los inversores que todo lo que sube puede bajar, y que generalmente imprime más velocidad a este segundo movimiento que al primero, son ya conocidas. Aparte de la flexibilidad preferida por los gestores, que supone un nivel de riesgo más elevados buscando retornos también más generosos, los inversores deben premiar especialmente las garantías sobre la conservación del dinero entregado a los fondos. Y para ello, deben buscar las firmas que se refugian en los dividendos generosos de muchas empresas poco afectadas por la subida de tipos o por un mercado como el chino que reduce su demanda, o echar un vistazo también a las emisiones de bonos de empresas industriales con solidez financiera y que operen con liderazgo en los mercados o en situación de oligopolio y con libertad para fijar tarifas.