El inagotable recorte de costes
Desde que el Gobierno puso en marcha la reforma laboral, y pese a que el desempeño del mercado de trabajo ha sido nominalmente extraordinario, la doctrina ha reactivado la petición de una nueva vuelta de tuerca a la regulación del mercado de trabajo. Y ahora que está en el aire la formación de un nuevo Ejecutivo y quizás la investidura de otro presidente, los empresarios reactivan la demanda de su tradicional agenda reformista en materia laboral. Reclaman en el diálogo que se produzca con el Gobierno que salga de las elecciones, sea el que sea, una nueva reducción de los costes del despido y de las cotizaciones sociales, por entender que el mecanismo de reducción selectiva no ha funcionado. La legitimidad para reclamar no quita fuerza al hecho de que la reforma que se ha aplicado al mercado laboral ha funcionado, facilitando tanto el descuelgue de las empresas con problemas de costes como la entrada de trabajadores con salarios inferiores conformando una especie de doble escala salarial. Es probable que el modelo productivo solo sea capaz de mantener la generación de ocupación adicional con reducciones constantes de costes; pero, si es así, hay que buscar alternativas, pues supondría que la productividad estaría en descenso continuado. Antes de reformar la reforma, hay que explotar su efectividad.