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Columna
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Alemania es algo más que Merkel

La canciller alemana Angela Merkel se enfrenta a la peor crisis política de su década de reinado. Sus índices de aprobación han caído con fuerza desde el verano pasado, cuando abrió la frontera de Alemania a los refugiados de guerra sirios.

En marzo hay elecciones regionales en tres estados alemanes y un movimiento a favor del partido derechista AfD podría dejarle dos opciones: cambiar su política migratoria o irse. Probablemente elegiría la primera. Pero vale la pena pensar en las posibles repercusiones de su sorpresiva salida de la escena política.

La pregunta es qué pasaría con la agenda de la canciller alemana en caso de que saliera de la escena política

Perder a Merkel sería un golpe –es uno de los jefes de gobierno más veteranos de la región y un pilar de estabilidad–. La gran pregunta es qué pasaría con la agenda que ha defendido, que incluye la salvaguardia de la integración europea y la protección de la libre circulación de mercancías y trabajadores, así como los viajes sin fronteras, impidiendo una salida británica de la Unión Europea, y la protección de la moneda única.

Lo cierto es que la mayoría de estas ideas deberían continuar, incluso sin ella, por dos razones. En primer lugar, lo más probable es que el próximo canciller provenga de la conservadora Unión Demócrata Cristiana y gobierne en una gran coalición con los socialdemócratas. Ambas partes están entregadas a la integración europea.

El interés propio argumenta a favor de Alemania para seguir en el mismo camino. Ahí está la historia –en particular las lecciones de las guerras del siglo XX–. Y la economía. Alemania comparte fronteras terrestres con nueve países y se beneficia de los viajes sin complicaciones. Otros miembros de la UE son, de largo, sus principales socios comerciales. Y a medida que su fuerza laboral envejece, las sociedades necesitan contratar trabajadores de otros países de la UE.

Un aumento del populismo derechista puede afectar a la voluntad de Berlín de participar en futuros rescates de miembros de la zona euro afectados. Una subida del AfD suscitaría el debate político en Alemania. Una salida de Angela Merkel lo removería aún más. Pero aunque la canciller abandonara la escena política, la estabilidad política de Alemania no tendría por qué irse con ella.

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