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Aún queda por recuperar el 13% del empleo precrisis

Cómo arreglar un mercado laboral devastado

El empleo en España
Alejandro Meraviglia
Raquel Pascual Cortés

La sociedad española se enfrenta desde hace un año y medio a la difícil tarea de recomponer un mercado laboral que ha sufrido su mayor envite desde el inicio de la democracia. La actual crisis del empleo está siendo la más grave e intensa en destrucción del tejido productivo de las tres que ha habido desde 1974. Seis años de ajustes se han llegado a llevar por delante 3,8 millones de empleos, desde el máximo de ocupados previo a la crisis que se registró en el tercer trimestre de 2007 (20,7 millones de ocupados) hasta el mínimo del último trimestre de 2014 (16,9 millones).

De esta forma, a finales del pasado año España tenía un 18% de empleos menos que cuando empezó la crisis. Este porcentaje es superior a la disminución de puestos de trabajo de la crisis de los ochenta (14%) y del recorte del 7% de ocupados en la de los noventa.

Este tsunami que arrasó el tejido productivo hizo que los españoles pasaran en poco más de un lustro de vivir en un país con una tasa de paro del 7,9% (6% en el caso de los hombres) –lo que prácticamente era pleno empleo para el mercado español– a uno donde una de cada cuatro personas que quería trabajar estaba desempleada. En seis años, la tasa de paro se multiplicó casi por cuatro, alcanzado el 27%.

Sin embargo, España está ahora en fase de recuperación económica y, sobre todo, del empleo. Desde hace seis trimestres consecutivos la economía está creando empleo. En concreto, hay un millón de ocupados más que al terminar 2014.

Para volver al nivel precrisis aún queda por recuperar el 13%, lo que equivale a unos 2,7 millones de empleos y ahí es donde surgen los retos económicos y las propuestas de expertos, sectores y partidos para que siga en marcha la maquinaria de generación de puestos de trabajo.

La crisis no ha azotado a todos por igual y esas desigualdades marcarán también las futuras medidas a tomar. Por ejemplo, el colectivo de jóvenes es, sin lugar a dudas, el más perjudicado: durante la crisis se han destruido 3,4 millones de empleos ocupados por menores de 34 años, según las cifras de la encuesta de población activa (EPA), y el saldo neto del último año y medio indican que no se ha recuperado ninguno.

Lo que proponen los partidos

PP: Incentivar los contratos fijos. Los populares han prometido ampliar de dos a cuatro años la actual tarifa plana para los nuevos contratos fijos, que no pagan cotizaciones a la Seguridad Social por los primeros 500 euros de salario. Además, aplicarán esta tarifa a los contratos temporales que se conviertan en indefinidos.

PSOE: Nuevo estatuto de los trabajadores. Derogar la reforma laboral de 2012 es su propuesta inicial. Solo no derogarán la rebaja del coste del despido, que se negociará entre patronal y sindicatos. Después, redactarán un nuevo Estatuto de los Trabajadores en el que ordenarán la flexibilidad interna de modo que el despido sea la última opción de ajuste.

Ciudadanos: Contrato único y seguro de paro individual. Promete crear un contrato laboral único para los nuevos trabajadores, con carácter indefinido e indemnización por despido creciente en base a la antigüedad en la empresa. La cotización por desempleo se hará en una cuenta individual, que el trabajador podrá usar cuando se quede en paro o se jubile.

Podemos: Más despidos nulos. Quiere aumentar el control del fraude por parte de la Inspección de Trabajo; volver a dar preeminencia a los convenios sectoriales sobre los de empresa; limitar el uso de contratos temporales a un año; recuperar el despido nulo por fraude de ley, y que el Estado compense los recortes salariales en caso de ajustes de jornada en un ERE.

Asimismo, los otros grandes perjudicados han sido los trabajadores con contrato temporal, ya que se ha llegado a destruir el 40% del empleo eventual a finales de 2012. Desde entonces, este tipo de ocupación no hace más que crecer y ahora lo hace a un ritmo del 10%. Si bien aún hay un 28% menos de trabajadores temporales que al inicio de la crisis.

De hecho, la combinación de una elevada tasa de temporalidad –que llegó a afectar a uno de cada tres asalariados en los momentos previos a la crisis– y la facilidad y el bajo coste de rescindir un contrato temporal hace que el mercado laboral español sea uno de los más disfuncionales de la Unión Europea. Además del destrozo operado en estos colectivos, la crisis del empleo propició que el PP llevara a cabo en 2012 una reforma laboral que abarató el despido –eliminando la histórica indemnización de 45 días por año y tope de 42 mensualidades– y ampliando el poder del empresario para modificar de forma unilateral las condiciones laborales de sus trabajadores (salario y funciones).

Ante este escenario, ¿qué actuaciones harían falta en el mercado laboral español? La inmensa mayoría de los grandes asesores empresariales laboralistas del país tiene claro que la última reforma laboral fue lo bastante potente como para modernizar el mercado de trabajo español. “El principal objetivo, que era conseguir unas relaciones laborales más flexibles, está sin duda conseguido”, asegura el abogado de Sagardoy Jorge Travesedo. Si bien, dicho esto, este experto añade una queja generalizada entre los laboralistas que asesoran a las empresas: “En la próxima legislatura habría que retocar la normativa para dar mayor seguridad jurídica a los pactos entre la empresa y los trabajadores en caso de expediente de regulación de empleo (ERE)”.

Tal y como está redactada la ley, la falta de supuestos muy tasados de nulidad de estos ERE y la posibilidad de que cualquier afectado los pueda recurrir está llevando a los jueces a sentenciar numerosas nulidades de procesos de ajuste, lo que implica la reincorporación de todos los trabajadores despedidos. “Blindar estos acuerdos es el cambio legal más urgente que necesita la normativa laboral”, opina Travesedo. Los empresarios también consideran, por lo general, que no hace falta otra gran reforma laboral, más allá de los ajustes que apuntan los expertos laboralistas. Y coinciden con los sindicatos en la necesidad de estimular la demanda con la aprobación de planes de consumo como el PIVE del automóvil. En ese sentido, los agentes sociales creen que lo más urgente sería elaborar un plan integral de rehabilitación de edificios, lo que serviría para recomponer, en parte, el sector de la construcción, donde se han destruido nada menos que tres de cada cuatro empleos.

Sin embargo, es la lucha contra el exceso de temporalidad lo que más moviliza opiniones y propuestas de los partidos. No hay una tasa de temporalidad ideal de país, pero un estudio del economista investigador de Analistas Financieros Internacionales (AFI) José Antonio Herce calcula que, según la productividad de la economía española, debería haber entre un 16% y un 18% de empleos temporales y no el 25% actual.

Y es que la causalidad de estos contratos es muy débil normativamente y por ello se usan más como un contrato de entrada al mercado que como algo que dé respuesta a las necesidades productivas de las empresas, máxime en épocas de incertidumbre e incipiente recuperación como la actual.

Es más, lo que está ocurriendo es que además de producirse un fuerte incremento de los contratos temporales, estos se hacen preferentemente a trabajadores mayores con más experiencia.

Lo explica el presidente ejecutivo de ManpowerGroup, Raúl Grijalba: “Las empresas no tienen horizontes temporales claros; empiezan a tener incrementos de producción, pero lo solucionan contratando por unos meses y suelen necesitar a alguien que le responda inmediatamente y por eso necesitan trabajadores con experiencia y no a alguien a quien deban formar”. Esto hace que dos de los principales lastres del mercado español, la temporalidad y el paro juvenil, sigan sin remedio aparente.

Ningún empresario contrata si no lo necesita

Intervenir o no en el mercado laboral, esa es la cuestión. ¿Cuál es la fórmula mágica para crear empleo? ¿Son necesarias más reformas laborales? Como bien define un conocido laboralista español, Miguel Cuenca, las leyes del mercado de trabajo no pueden ser de hierro, tienen que ser de corcho, maleables. Es necesario reformar constantemente el mercado laboral para adaptarlo a la realidad.

Pero, dicho esto, ninguna reforma laboral sirve para crear empleo. De hecho, los patronos insisten una y otra vez: ningún empresario contrata si no lo necesita. Esto significa que lo imprescindible para que una economía genere empleo es que haya actividad, cuanta más, mejor. Por eso, las intervenciones del Gobierno y del poder legislativo deben estar orientadas a estimular dicha actividad y remover cualquier obstáculo que exista para el crecimiento económico y la contratación.

Si bien, uno de esos estímulos para el crecimiento lo conforman unas relaciones laborales bien engrasadas. Esto exigirá abordar y corregir las disfunciones que persisten en el abuso de la temporalidad, el paro juvenil o la brecha entre la formación de los trabajadores y las necesidades de las empresas.

Las ofertas de los partidos para combatir esta situación responden a modelos distintos. Por un lado, el PP propone crear incentivos a la contratación estable, abaratando su coste con la medida de ampliar la tarifa plana de cotización para los primeros 500 euros de salario de los nuevos fijos. Asimismo, Ciudadanos también abarata el coste de los indefinidos, en este caso de su indemnización por despido para incentivar su uso.

Mientras que el PSOE y Podemos son más partidarios de limitar la temporalidad, poniendo coto al tiempo que se puede tener un contrato eventual y aumentando el control de la Inspección de Trabajo.

Independientemente de las medidas que adopte el próximo Gobierno para generar más empleo y de calidad, los expertos también coinciden en dar la voz de alarma sobre otra cuestión: la enorme brecha existente entre las cualificaciones que necesitan las empresas y las que ofrecen los trabajadores, tanto los que están en paro como los que aún están formándose. “Si no se acoplan estas necesidades, en los próximos años, cuando vuelva a quedar un paro estructural de entre 1,5 o 2 millones de desempleados que ya serán muy difíciles de colocar, volverá a haber tensiones por el lado de la oferta y hará falta que vengan trabajadores cualificados de otros países”, advierte el economista de la Universidad Autónoma de Barcelona Josep Oliver.

En concreto, los técnicos de Randstad han cuantificado que dentro de cinco años en España faltarán casi dos millones de trabajadores para sectores como la tecnología, la ingeniería, la ciencia o las matemáticas, que ahora no existen ni siquiera se están preparando. “Las administraciones tendrían que hacer cualificaciones masivas”, concluye Oliver.

Sobre la firma

Raquel Pascual Cortés
Es periodista de la sección de Economía, especializada en información sobre empleo, Seguridad Social, pensiones y relaciones laborales. Licenciada en C.C. de la Información por la U. Complutense, empezó a trabajar en Cinco Días en 2000 y antes pasó por las secciones de política y economía de la agencia Europa Press y por el diario Soria 7 Días.

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