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El Foco
Tribuna
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Para ayudar a la cultura europea

Ambos llevamos muchos años en la política y conocemos de primera mano el avance hacia la digitalización que se produce en nuestros respectivos países. En la actualidad formamos parte del equipo de la Comisión Europea que se ocupa del futuro digital de Europa y podemos medir la distancia entre las normas actuales y las realidades de la era digital.

Las tecnologías digitales nos han cambiado radicalmente el estilo de vida, nuestro comportamiento y nuestras necesidades y demandas. Hoy día, más de la mitad de los europeos utilizan sus teléfonos inteligentes, tabletas u ordenadores portátiles en cualquier situación para acceder a interne. Esta cifra es incluso mayor entre los jóvenes. Las mentalidades también están cambiando. Actualmente, un 22 % de los europeos considera que las descargas ilegales son aceptables si no hay alternativa legal disponible en su país.

Los europeos están dispuestos a pagar por contenidos legales y cada vez lo hacen más. En España, el 19% de los ciudadanos que pagan para ver películas y series lo hacen suscribiéndose a un servicio en línea o comprando y alquilando artículo por artículo. Un 44 % de los que no tienen contratado un servicio considera que si pudieran viajar con las películas, la música o los libros electrónicos, tendrían más ganas de abonarse.

El mercado de contenidos legales tiene capacidad para crecer de forma considerable y existe una dimensión transfronteriza importante. El problema es que la legislación europea de derechos de autor no se ha modificado prácticamente nada desde su nacimiento, hace unos 15 años, cuando la revolución digital estaba comenzando a despegar. Muchos aspectos están sencillamente desfasados, desconectados de la realidad.

Ambos sabemos que el debate sobre los derechos de autor provoca respuestas apasionadas. Hay posiciones muy divergentes entre quienes no desean alterar el sistema actual y los que quieren una revolución. Pero para ser claros y pragmáticos: los derechos de autor son un pilar importante de la creatividad y la diversidad cultural, al igual que el principio de la remuneración equitativa de los creadores en una nueva realidad digital. Por eso queremos una evolución y no una revolución.

Nuestra reforma debe plasmarse en unas normas equilibradas y selectivas que ofrezcan a los ciudadanos un mejor acceso a los contenidos culturales que deseen y que, a su vez, recompensen a sus creadores y a quienes invierten en su producción. Nuestro principal objetivo es modernizar las normas para ayudar a la cultura europea a alcanzar un público más amplio, estimular la diversidad cultural y ofrecer más oportunidades a los creadores.

Actualmente, siete meses después de presentar nuestra estrategia para crear un mercado único digital, estamos preparados para actuar. La Comisión Europea acaba de publicar su primera propuesta legislativa sobre derechos de autor, concebida para que quienes paguen servicios de contenidos en línea en un país de la UE –libros electrónicos, música, juegos, películas, series de televisión o deportes– puedan utilizar esos servicios cuando viajen a otro país, lo que a menudo no es posible en la actualidad. Se trata de un nuevo derecho europeo a la portabilidad transfronteriza de servicios de contenidos en línea.

Ello será un verdadero cambio, como la decisión de eliminar las tarifas de itinerancia a principios de este año. Queremos que los europeos disfruten de estas ventajas de aquí a 2017. Tenemos que actuar con rapidez con las instancias decisorias con las que colaboramos: el Parlamento Europeo y los Estados miembros del Consejo.

También hemos presentado un programa político que establece la dirección del resto de los planes de reforma de los derechos de autor. Las próximas propuestas las presentaremos en la primavera de 2016. Además de abordar aspectos transfronterizos, incluirán iniciativas para apoyar sectores clave, como la educación y la investigación, utilizando materiales protegidos por derechos de autor, algo esencial para el futuro de Europa.

Por otro lado, no hay que olvidar la piratería. Las normas sobre derechos de autor deben hacerse cumplir adecuadamente si queremos reducir el nivel de piratería a escala comercial que predomina actualmente en Europa y que esquilma a nuestras industrias creativas.

También queremos alcanzar un acuerdo más justo para quienes crean o invierten en creación cuando sus obras se utilicen en línea. Buscaremos las mejores soluciones para alcanzar este objetivo.

Sabemos que algunas personas sienten preocupación por nuestros planes de reforma; por ejemplo, los cineastas que desean preservar su modelo empresarial para realizar películas, basado esencialmente en la territorialidad de los derechos. Seamos claros: no queremos cambiar nada que funcione, ni queremos imponer licencias paneuropeas. Hemos estado hablando con los creadores, y con todos los que participan en el debate, para alcanzar un enfoque equilibrado y garantizar que los derechos de autor sigan constituyendo el motor de la creación cultural en la era digital. Ahora es más importante que nunca crear el entorno adecuado que permita a los europeos descubrir y disfrutar de nuevas formas de cultura digital.

Andrus Ansip es vicepresidente de la Comisión Europea (Mercado Único Digital).

Günther H. Oettinger es Comisario de la CE (Economía Digital y Sociedad).

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