Tarifas muy grandes para ser ignoradas
Reino Unido ha encontrado el camino correcto para ponerse serio con el sector de la gestión de fondos. Los administradores de activos a principios de este año lograron evitar ser clasificados como de importancia sistémica por los reguladores globales. El enfoque de la Autoridad de Conducta Financiera de Reino Unido (FCA, por sus siglas en inglés) sobre si los gestores, asesores de inversión y proveedores de servicios ofrecen un buen negocio vale la pena.
Esta decisión de la Organización Internacional de Comisiones de Valores en junio fue probablemente la correcta. Los gestores de fondos utilizan menos apalancamiento que los bancos y sus perfiles de financiación implican que tienen mucho menos riesgo. Sin embargo, puede haber algo que vigilar en lo que respecta a la competencia. La escuela de negocios Stern calcula que los gestores de activos europeos han obtenido una rentabilidad sobre el patrimonio de puntos 5 porcentuales superiores a su coste de capital, lo que sugiere un exceso de rentabilidad.
Puede que haya que vigilar a los gestores de fondos británicos en lo que a competencia se refiere
La FCA también podría mirar de cerca los cobros a los clientes por los servicios de terceros, como costes de negociación o de cobertura o la custodia de activos, que pueden ocultar cargos a través de subsidios cruzados.
Hay muchos intereses. Los gestores de fondos del Reino Unido controlan 6,6 billones de libras (9,43 billones de euros) en activos, cantidad que aumentará a medida que los inversores tengan más que decir sobre sus decisiones de jubilación. Una pobre competencia erosiona el ahorro y conduce a una mala asignación de capital. También puede ser una advertencia para los bancos de toda Europa, muchos de los cuales están aumentando de volumen en la gestión de fondos en un momento en que el negocio tradicional de los préstamos se enfrenta a la regulación y a bajos tipos de interés.
La pregunta es si la FCA tiene apetito como para defenderse del lobby de la industria. Su último jefe Martin Wheatley fue expulsado por el ministro de Finanzas británico, George Osborne, por ser demasiado duro con los bancos. Recortar el despilfarro debería ayudar a ganar votos, pero no si los votantes no saben los costes que están pagando.