Dueñas de su propio horario
Más del 31% de las autónomas ganan menos de 15.000 euros al año
Si algo hemos aprendido de la crisis es a descubrir las diferentes caras que se esconden tras la palabra emprendimiento. Entre ellas las de las 1.109.126 mujeres autónomas que han optado por ser dueñas de su propio horario.
“No es que seamos muy dueñas del tiempo, de hecho no dormimos aquí de suerte”, explican Clara Aguayo y Sara Muñoz, dos de las socias y fundadoras de Cervezas La Bailandera, “pero lo gestionamos y elegimos cómo distribuirlo”. Junto con Ana, que en el momento de la entrevista disfruta de unos días de vacaciones, estas emprendedoras decidieron, hace poco más de un año, empezar a producir cerveza artesanal en la localidad madrileña de Bustarviejo. “Tras la maternidad de Ana y mía (detalla Clara) teníamos que reincorporarnos al mercado laboral. No solo no había trabajo sino que además había que bajar a Madrid, con lo que ello supone en costes de tiempo y transporte”.
Así fueron éstas las motivaciones que las llevaron a hacer de su ocio su negocio “ya hacíamos cerveza antes para la familia y los amigos” y a poner en prensa local y tablones municipales “el anuncio de búsqueda de empleo ideal”. Y es que lo que Sara y Clara pedían era “una mujer, con cargas familiares y sin dinero”. La oferta llegó a oídos de Sara, que se convirtió en la tercera socia.
Algo similar le ocurrió a Silvia Abellán, fundadora de Cyclo Cine, un proyecto sin ánimo de lucro que pretende recuperar la educación en valores a partir de cortometrajes de animación, “te mueve el momento actual en el que es muy difícil encontrar trabajo. Además el emprendimiento me ha permitido disponer de mi tiempo y organizar libremente la responsabilidad que tengo conmigo”.
La crisis del mercado laboral y las dificultades para conciliar la vida profesional y familiar se han convertido en razón y causa para el 24% de las mujeres, según se desprende de los resultados de la EPA (Encuesta de Población Activa) del segundo trimestre de 2015, casi un 4% más que en el caso de los hombres (20,7%). Realidad en la que también coincide Ana Isabel Alarcón, responsable del Programa de microfinanciación para mujeres emprendedoras de Acción contra el Hambre quién afirma que “las mujeres que acuden a nuestro programa son en líneas generales mujeres con cargas familiares que cuando tenían que insertarse de nuevo al mercado laboral se encontraron con que no había oportunidades”.
Las cifras son muy similares a las que se recogen en Informe sobre la Brecha Salarial, elaborado por ATA (Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos), en las que el 23,5% reconocen haber optado por el trabajo autónomo como salida a una situación de desempleo, casi cinco puntos por encima de los varones (18,6 por ciento).
Sin embargo, en lo que se refiere a la puesta en marcha de un negocio, continúa existiendo una brecha de 17 puntos con respecto a los hombres. Tal y como se recoge también en el Informe Global Enterpreneurship Monitor (GEM) de 2014. Solo cuatro de cada diez emprendimientos (41,5%) en fase inicial se correspondieron con proyectos liderados por mujeres, algo que no es novedoso, aunque bien es cierto que la crisis ha ayudado a reducir estas diferencias en los últimos años. De hecho, los resultados del índice de intencionalidad fueron muy similares entre ambos géneros 50,2% de hombres y 49,8% de mujeres.
Asimismo, resulta paradójico la mayor resistencia de los negocios emprendidos por féminas. Frente al 54,2% de varones que abandonaron su actividad empresarial en 2014, fueron un 45,8% las empresarias que echaron el cierre.
Dificultades para emprender
En lo que no hay diferencia entre géneros es en lo relativo a las trabas que se encuentran las emprendedoras. Financiación, formación y exceso de burocracia son denominadores comunes para hombres y mujeres. “Va todo muy lento”, se lamenta Clara, “en nuestro caso solicitamos dos subvenciones a la Comunidad de Madrid a finales de mayo, una para el fomento del cooperativismo y otra para contratación, en agosto nos pidieron las mejoras y por el momento no sabemos nada. Además piden requisitos genéricos y estos no observan situaciones particulares”. En este sentido, Ana Isabel Alarcón apostilla que “el mayor problema que hay es el cambio constante de leyes. La Administración debería plantear unificar los programas para hacerlos más sencillos y llegar a las personas”.
La financiación es otra de las barreras con las que se encuentran los emprendedores que muchas veces se ven obligados a recurrir a “préstamos a tipo de interés cero”, se ríen las cerveceras, “es decir, lo que te deja la familia”. Ahora bien, cada vez son más los programas que apoyan la iniciativa empresarial. Precisamente el pasado lunes 19 de octubre la Comisión Europea y el Banco Europeo de Inversiones movilizaban 237 millones de euros en microcréditos para apoyar a 20.000 microempresas bajo el marco del Programa de la Unión Europea para el Empleo y la Innovación Social.
Más cerca, en España, son varias las líneas que el Gobierno ha puesto a disposición de los emprendedores a través de Enisa o el ICO. Así como los distintos convenios que rigen entre las Comunidades Autónomas y las entidades financieras.
Lejos de lo genérico las emprendedoras también cuentan con sus propias opciones. El Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, en colaboración con la Cámara de Comercio diseñó el Programa de Apoyo Empresarial a las Mujeres (PAEM) por el que las mujeres pueden obtener financiación específica para sus proyectos.
Pero la Administración no es la única que ha realizado esfuerzos en este sentido. Empresas privadas y organizaciones han puesto en marcha actuaciones como el Programa de microfinanciación para mujeres emprendedoras, de Acción contra el Hambre, que desde su creación en noviembre del año pasado ha asesorado a 63 mujeres y formado a 56.
Alarcón explica que el objetivo del programa no es tanto facilitar la financiación como “fomentar la igualdad de oportunidades y elevar la tasa de emprendimiento entre las mujeres”. De hecho para Sylvia Abellán, la formación es lo que le motivó a participar en el programa “es algo fundamental y esencial para cualquier emprendedor”.
Por el momento son 8 las mujeres que han conseguido ser dueñas de su propio tiempo, generando además un total de 15 puestos de trabajo. Llama la atención que sólo cinco hayan recurrido a los 30.000 euros de los fondos con los que cuenta el microcrédito y de los que “ya queda poquito dinero y esperamos ampliar el año próximo para llegar a más mujeres e incluso colectivos en riesgo de exclusión”, concluye Alarcón.
o que la crisis ha ayudado a reducir estas diferencias en los últimos años. De hecho, los resultados del índice de intencionalidad fueron muy similares entre ambos géneros 50,2% de hombres y 49,8% de mujeres.
Asimismo, resulta paradójico la mayor resistencia de los negocios emprendidos por féminas. Frente al 54,2% de varones que abandonaron su actividad empresarial en 2014, fueron un 45,8% las empresarias que echaron el cierre.
Brecha salarial
Del informe de ATA se pone en evidencia que la desigualdad en los salarios de hombres y mujeres no es un hecho privativo del trabajo por cuenta ajena. Más del 56% de las autónomas cuentan con unos ingresos brutos inferiores a 25.000 euros al año. De ellas el 31,3%, facturan menos de 15.000 euros al año. Esto significa una diferencia de casi 16 puntos con los varones que trabajan por cuenta propia.
La tendencia se repite en todos los segmentos de ingresos, así los hombres que facturan entre 26.000 y 35.000 euros (13,4%) son un 8,2% más que las mujeres (5,3%). Y lo mismo ocurre con la franja de ingresos más elevados (superior a 45.000 euros), en los que los varones suponen un 29,9% frente al 20,5% de féminas.