Depósitos estructurados: complejos, con riesgo y mayor rentabilidad
Cuando analizamos un producto financiero, como en este caso los depósitos, nos tenemos que fijar siempre en tres conjuntos de factores:
El primero es la seguridad del producto, en cuanto a la posibilidad de perder dinero si el emisor tiene problemas económicos, según evolucionen los tipos de interés, riesgo de tipo de cambio y otros. Depósitos estructurados de hasta de 100.000 euros en un mismo banco (si no se tiene más dinero en cuentas y depósitos) no tienen riesgo del emisor, ya que los cubre el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD).
Sin embargo, es muy fácil confundir un depósito estructurado con una nota estructurada o un bono estructurado, un producto financiero de inversión con un plazo fijado de antemano, que permite al inversor la posibilidad de conseguir una rentabilidad vinculada a la evolución de un determinado activo (acciones, índices…); a diferencia de un depósito estructurado, no goza de la protección del FGD y podemos perder toda la inversión si el emisor tiene problemas económicos (el emisor puede no ser el banco que lo comercializa, como pasó con los bonos de los bancos quebrados Lehman Brothers o Landsbanki vendidos por bancos españoles).
El segundo conjunto de variables a tener en cuenta al valorar un producto financiero se relacionan con su liquidez. Básicamente, si podemos recuperar el producto antes de vencimiento, si tiene, y a qué coste. Un depósito estructurado no ofrece la posibilidad de rescatarlo por anticipado, a diferencia de la mayoría de depósitos a plazo.
La rentabilidad es la tercera variable a tener en cuenta. Los depósitos estructurados pueden tener multitud de formas de cálculo de la rentabilidad e, incluso, supuestos en que el ahorrador no recuperará su inversión a vencimiento. La característica común a los productos estructurados es la existencia de un activo de referencia al que se vincula la rentabilidad final del producto, o la posible pérdida de capital en su caso.
Una complejidad que no tienen los depósitos normales; la CNMV considera complejos a los productos estructurados y obliga a hacer al cliente un análisis de la conveniencia e idoneidad del producto. Un ahorrador de depósitos a plazo puede no ser apto para contratar un depósito estructurado, si no conoce perfectamente su naturaleza y está dispuesto a asumir sus riesgos.
De los diferentes tipos de depósitos y bonos estructurados, podemos citar:
- Estructuras con capital protegido a vencimiento: el capital o un porcentaje del capital están garantizados a vencimiento.
- Con participación sobre el activo subyacente: se vincula la rentabilidad de la nota/bono estructurado a la evolución de un activo subyacente. Para ello, se determina un factor de participación que servirá para calcular el interés final devengado por el producto, normalmente este factor se encuentra entre un 70% - 100% de participación en la evolución del subyacente.
- Estructurados con cupones digitales: pagan un cupón determinado de antemano si el activo subyacente alcanza un nivel prefijado en alguna de las fechas de observación designadas, independientemente de si el subyacente ha superado este nivel prefijado.
- Estructurados reverse convertibles: son productos estructurados con un plazo de inversión corto (1 a 2 años), sin el capital protegido y que paga una rentabilidad fija a vencimiento. La devolución del capital invertido se vincula al comportamiento de un activo subyacente, normalmente una acción individual. Los reverse convertibles suelen contar con barreras de protección de capital que establecen la caída máxima que podrá tener la acción para que los inversores no vean convertido su capital en acciones del subyacente. En caso de conversión, los inversores obtendrán acciones devaluadas en la misma proporción a la caída del subyacente desde el inicio del producto. Podríamos decir que son los más complejos y arriesgados, ya que se puede perder gran parte del capital invertido. No es habitual encontrar depósitos estructurados de este tipo, pero sí bonos.
Teniendo claro la naturaleza de los depósitos estructurados, ¿qué nos ofrecen los bancos hoy en día?
El Banco de Santander no ofrece información concreta de sus depósitos estructurados, si bien ofrece multitud de estructuras, con capital 100% garantizado o solo parcialmente y autocancelables según escenarios de cotización de los activos subyacentes. Tampoco BBVA o CaixaBank publicitan sus productos estructurados, si bien en este artículo podemos comprobar algunas ofertas.
En cuanto a los bancos más transparentes en su oferta de depósitos estructurados, algunos son:
Bankinter ofrece una amplia gama de depósitos estructurados; tienen en campaña hasta el 29 de octubre el depósito garantizado digital 29, que vence el 28 de abril de 2017. Sus activos subyacentes son 2 acciones: AXA y H&M - Hennes & Mauritz AB. Si ambas acciones mantienen su precio o aumenta su cotización, al inversor se le devuelve a vencimiento el 100% del capital y un cupón que supone un 1,333% TAE. Si alguna no se mantiene, a vencimiento se recibe el 100% del capital y un exiguo 0,134% TAE.
Caja de Ingenieros ofrece el depósito estructurado Triplex. Con un importe mínimo muy asequible de 1.000 euros y un vencimiento de 3 años, marca tres fechas de observación de su subyacente (acciones de Deutsche Telekom, Repsol y Daimler) y se autocancela si las 3 acciones cotizan por encima del precio inicial. Se obtiene un 1,74%, 1,73% o 1,71% TAE según se autocancele o se llegue a vencimiento. El riesgo es que después de los 3 años alguna acción no supere su precio de salida; en este caso, se obtiene una rentabilidad del 0% TAE y se recupera el capital invertido.
El Depósito estructurado a 18 meses de OficinaDirecta.com (Grupo Banco Popular) referenciado a Inditex y Telefónica, ofrece un 1,26% TAE si a los 18 meses las dos acciones se mantienen o suben de valor y un 0,13% TAE en caso contrario.
En definitiva, una cosa debe quedar clara de de estos productos: tienen sentido si queremos la cobertura del FGD y tenemos, al menos, nociones de cómo pueden evolucionar las acciones que hay como subyacente. En caso contrario, la rentabilidad puede ser nula.