Aliento para empujar la recuperación
La riqueza financiera de las familias españolas ha batido un nuevo máximo histórico, al alcanzar 1,25 billones de euros en el segundo trimestre de 2015. Un balance que es el resultado de restar los activos –compuestos por depósitos, participaciones en fondos de inversión y deuda pública, seguros y pensiones– a los pasivos, integrados por préstamos a corto y largo plazo, en especial, hipotecarios. Desde el inicio de la crisis y en tan solo tres ejercicios –de 2007 a 2010– el patrimonio de los hogares españoles llegó a verse mermado en 175.000 millones de euros. Una riqueza que tuvo que ser empleada en tapar las goteras creadas por el desempleo y la caída de la actividad. A partir de esa fecha, el patrimonio ha experimentado un continuo ascenso hasta llegar a 1,25 billones, un dato hecho público ayer por el Banco de España.
El gráfico de estos últimos años muestra un crecimiento de los activos por encima del 9% y, especialmente, una caída de los pasivos del 14%. Ello señala un fuerte proceso de desapalancamiento por parte de las familias, tras unos años –los previos a la crisis– en los que la cota de endeudamiento de los hogares llegó a alcanzar máximos históricos, al superar los 950.000 millones. La caída del pasivo desde 2008 y hasta el segundo trimestre de 2015 ha sido en total de 156.000 millones de euros.
Las razones que explican el aumento de la riqueza financiera de los españoles son variadas. Por un lado, la propia evolución de los mercados financieros y su impacto en el capital invertido; por otro, los bajos tipos de interés que ha mantenido el Banco Central Europeo (BCE), y que se han traducido en una reducción del valor de la deuda y de las cuotas de las hipotecas. A ello hay que sumar las consecuencias de la propia recuperación y su impacto en la actividad económica y especialmente en la creación de empleo, algo que ha llevado a los hogares a disponer de un mayor margen de renta para dedicarla al anhelado ahorro.
El proceso de desendeudamiento de las familias, al igual que el llevado a cabo por las empresas y por el sector público, constituye una pieza fundamental dentro del proceso de recuperación de la actividad en nuestro país. Un mecanismo que permitirá a los hogares aumentar progresivamente su participación en la financiación de la economía e ir incrementando también los niveles de consumo. De momento, las perspectivas sobre la política del BCE apuntan al mantenimiento tanto de los estímulos monetarios como de los bajos tipos de interés. Ello debería seguir ayudando a los hogares a reducir su apalancamiento y a sanear poco a poco sus finanzas. La radiografía del patrimonio de las familias es, en ese sentido, un signo más de la buena evolución de la recuperación.