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En junio trabajaban 1.977.277 personas como autónomos

¿Qué le pide un autónomo a un banco?

autónomo bancos

A 30 de junio de 2015 en España trabajaban como autónomos 1.977.277 personas, según datos de la Seguridad Social. El 86,3% de ellos no supera la base mínima de cotización, lo que les supondrá una jubilación menor que muchos de sus trabajadores, si tiene personal contratado (solo un 21,3% de autónomos tiene asalariados a su cargo).

El autónomo en España no es precisamente un directivo de multinacional. Pensemos que solo 40.925 emplean a 5 trabajadores o más, siendo la gran mayoría de autónomos autoempleados (1.555.602 autónomos trabajan sin personal en su equipo).

En cuanto a edades, casi un 70% son mayores de 40 años, siendo los hombres los que en mayor proporción trabajan en esta modalidad de actividad (concretamente el 65,5% de total). Para los jóvenes y las personas sin trabajo de más de 40 años, generarse ellos mismos su empleo va a ser una tendencia al alza. El empleo de funcionario o indefinido que pasa toda su vida laboral en una misma empresa es un futuro cada vez más alejado de la realidad.

Con esta radiografía, podemos hacer un perfil del autónomo tipo: hombre de mediana edad, sin trabajadores y cotizando por la base mínima. Una situación específica que requiere de productos financieros a medida.

Pocos son los bancos que ofrecen una verdadera gama de productos para autónomos. Pensemos que para evaluar el negocio de un autónomo hace falta mucho más esfuerzo y conocimientos específicos que, por ejemplo, para estudiar si se le concede a un empleado indefinido un préstamo. Por otro lado, cada autónomo es un mundo diferente, según sean los años de experiencia en el sector, formación, etcétera. Esta complejidad y especificidad es la que dificulta encontrar ofertas al colectivo de autónomos por parte de las entidades financieras.

Teniendo todo esto en cuenta, ¿qué productos financieros le pediría un trabajador por cuenta ajena a su banco?

Lo ideal sería encontrar una entidad financiera que ofertara un pack de autónomo, que cubriera sus necesidades de financiación y ahorro. En materia de seguros, la mejor fórmula no suele pasar por la oferta intermediada de un banco, sino por tener un mediador independiente de seguros; en todo caso, el banco debería poder ofertar también un catálogo de soluciones aseguradoras orientadas al autónomo y con primas adaptadas al mercado libre.

Toda relación con el banco se inicia contratando una cuenta corriente; para el autónomo, además de no pagar comisiones, resulta especialmente interesante cuentas que ofrezcan intereses (cuentas remuneradas) o ventajas, como la devolución de un porcentaje de los recibos domiciliados, además de determinados impuestos como pueda ser el IVA o el IRPF.

En cuanto a financiación, las necesidades del autónomo son variadas:

A la hora de rentabilizar los ahorros, hay que tener en cuenta el plazo y finalidad. Las puntas de tesorería se rentabilizan con cuentas remuneradas o depósitos a corto plazo. A más largo plazo y teniendo en cuenta la delicada situación de la mayoría de autónomos cuando se jubilan, se debería trabajar con bancos cuya oferta de planes de pensiones y fondos fuera competitiva. Lo ideal es un banco que proporcione una banca online tecnológicamente avanzada que permita contratar estos productos de múltiples gestoras, no solo de la vinculada al banco.

Además, el autónomo tiene que buscar un banco cuyo personal sepa qué significa no ganar dinero cuando se toman vacaciones. Que entienda el negocio del autónomo y sepa solucionarle problemas, en lugar de provocarlos. Un asesoramiento relativamente raro hoy en día, pero que, si se encuentra, no se debe dejar escapar.

El autónomo es una figura en franco crecimiento en la economía española. Es cuestión de tiempo asistir a verdaderos bancos “para autónomos”. No solo de funcionarios y grandes empresas viven los bancos.

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