Twitter pone un parche a su ala rota
Twitter mató dos pájaros de un tiro al nombrar al multimillonario Omid Kordestani como presidente ejecutivo. El movimiento complementa la posición de Jack Dorsey como consejero delegado y trae un hombre de dinero para estudiar el naufragio del modelo de negocio del servicio de microblogging. Lo ideal sería, sin embargo, que cambiaran los papeles por completo.
Cuando la compañía de 20.000 millones de dólares nombró a Dorsey consejero delegado a principios de este mes, se le despojó del título del presidente ejecutivo. Kordestani es un sustituto creíble. Es un ejecutivo de éxito de pleno derecho –multimillonario después de convertirse en el 120 empleado de Google en 1999–.
Kordestani puede desempeñar el papel de adulto frente al cofundador de la red social, Dorsey
Kordestani puede desempeñar el papel de adulto frente al cofundador de Twitter, Dorsey, quien a pesar de volver a dirigir la compañía ha mantenido el mismo trabajo en Square, la start up de pagos que también impulsó. Aunque Dorsey puede tener la energía suficiente como para desempeñar ambos cargos, Twitter necesita un cambio de tendencia enfocado. En ese sentido, tener un presidente comprometido como Kordestani es una necesidad.
Por otra parte, el iraní-estadounidense con un apartamento de 70 millones de dólares en Nueva York trae unas formas de negocio a una empresa que sin duda tiene que quitarse de encima la cultura de ingeniería. Dorsey anunció esta semana la salida de 336 empleados, muchos de ellos ingenieros. Aseguró que Twitter se “moverá mucho más rápido con un equipo más pequeño y ágil.”
Es difícil imaginar a una persona con mejor cualificación para ayudar a determinar cómo Twitter puede hacer más dinero y hacer crecer su base de usuarios que el ex director de negocio de la compañía de internet de más éxito del mundo. Al pensar en ello, esa experiencia –y el hecho de que no vaya a haber un brazo atado a la espalda– le convertirían en el consejero delegado ideal a tiempo completo para Twitter.