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Tribuna
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Cómo convertir la restauración en destino

La hostelería o, como se ha dado en llamar en los últimos años, la restauración es uno de los negocios más antiguos del mundo y, a su vez, es uno de los sectores en los que más se innova, en los que las tendencias están más presentes y en los que la evolución constante de los gustos y hábitos de consumo de los clientes hace que el mercado esté en constante cambio.

Y precisamente en el consumidor está la clave, en escucharle, en saber lo que demanda y lo que es más importante, lo que va a demandar.

En España, un país muy social, en el que salir a comer fuera de casa, a cualquier hora, es, más que una costumbre, una forma de vida y de relacionarse. La oferta de restauración es amplia, variada y para todo tipo de bolsillos, lo que significa que hay sitio para todos, pero también que la competencia es feroz. Solo aquellos que saben diferenciarse y ofrecer algo distinto sobreviven con éxito.

Estamos ya en la era de la personalización, en el que cada consumidor tiene una demanda diferente, pero el éxito se alcanza cuando somos capaces de unir los gustos personales y ofrecer algo que satisfaga las demandas de muchos individuos con algo en común.

En el sector de la restauración existen varias tendencias en este sentido que están ya en boga y lo seguirán estando en el largo plazo.

La madre de las tendencias en este momento es la conceptualización de la oferta. Ya no se trata solo de comer; quien sale a consumir no quiere solo calmar su apetito, quiere vivir una experiencia, encontrar un ambiente diferenciador, una decoración atractiva y que todo ello siga una línea argumental coherente; de ahí que la decoración del espacio, el diseño de los uniformes o la estética común de los nuevos restaurantes se encargue cada vez más a expertos en cada materia.

Hoy día no es extraño que decoradores, artistas, especialistas en marketing o diseñadores participen en el desarrollo de conceptos gastronómicos junto a chefs y gastrónomos. Se trata de convertir el restaurante en un lugar de destino, en el que permanecer y socializar, no solo un lugar de paso, de avituallamiento. Por este motivo, y volviendo a la convergencia de individualidades, proliferan los restaurantes temáticos, entendiendo por ello, que un tema impregna todos los aspectos del mismo: restaurantes basados en producto, en lugares, en épocas, estilos…

Otra de las tendencias que está marcando el camino de la restauración actualmente es el back to basics o back to classics; lo tradicional, lo clásico, lo sencillo, la cocina sin artificios gana posiciones entre los consumidores, que ya están de vuelta de cocina excesivamente elaborada en la que apenas sabían que era lo que estaban comiendo y que además tenía precios que han perdido la partida con la llegada de la crisis.

Relacionada también con el precio y la sencillez está la otra gran tendencia del momento, la casualización de las propuestas. Los nuevos restaurantes de moda son lugares informales, con una carta no muy extensa, con precios más que razonables, a los que ir en cualquier momento del día, sin ninguna preparación especial, a reunirse, a disfrutar.

Se concibe la gastronomía como un elemento de la vida diaria y no como parte de actividades extraordinarias, que se llevan a cabo de manera esporádica y para las que uno se prepara, todos recordamos cómo nuestros padres se ponían sus mejores galas para salir a cenar un sábado cualquiera.

Finalmente, y muy relacionada con la demanda de vivir una experiencia, encontramos la última de las tendencias predominantes, la de entretener al comensal con lo que ocurre dentro del restaurante. Show cooking, infinitas variedades de todo que hacen que, el hecho de elegir, se convierta en uno de los atractivos. Música, exposiciones… todo vale para que el cliente encuentre en nuestro restaurante algo que no tenga en ningún otro.

A todas estas tendencias del sector en general, debemos añadir una última para las cadenas de restauración y es la creación de marca; una marca que el cliente reconozca, estime, aprecie como relevante y, en definitiva, ame.

Esa marca nos hará diferente al resto y hará que puedan copiar lo que tenemos, pero nunca lo que somos.

Rosa Madrid es Directora general corporativa de Restalia.

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