El ‘tuning’ da el salto al mar
Una empresa afincada en Barcelona está sembrando el colorido y los dibujos a los puertos Esta moda, visible en los muelles de Europa, empieza a despegar en España
Los puertos deportivos españoles son muy aburridos, al menos desde el punto de vista cromático. Un recorrido por el paseo marítimo de cualquier localidad costera permite comprobar que la inmensa mayoría de barcos son de color blanco. A veces encontramos alguno azul o negro, que junto a los de madera constituyen la única nota discordante.
La dictadura del blanco puede acabar pronto. Una empresa estadounidense afincada en l’Hospitalet de Llobregat, Barcelona, ofrece a sus clientes la posibilidad de personalizar el casco de sus embarcaciones de forma sencilla y relativamente económica. Realzar el brillo de la luz natural, cambiar el color del casco, añadir o restar impacto visual, incorporar un dibujo... Los resultados son los mismos que obtendría quien decidiera imprimir una serigrafía en la carrocería de su coche.
MacTac, la compañía que ha decidido cambiarle la piel a los yates, es uno de los mayores productores mundiales de materiales autoadhesivos, con una facturación global de 500 millones de euros (15 en España). Fabrican desde etiquetas hasta productos especiales para la industria médica y de las telecomunicaciones. “Se nos ocurrió dar el salto a la náutica tras tener una buena experiencia en el mercado de los automóviles. Ya llevamos más de medio millón de vehículos tuneados”, señala Jordi Magre, máximo responsable de la empresa estadounidense para España, Portugal y Latinoamérica. Se lanzaron a por las embarcaciones en junio de 2014 y hasta el momento han customizado 20.
Las cifras
15,5% han aumentado las matriculaciones de embarcaciones de recreo en el primer semestre.
55,6% ha crecido el alquiler de barcos en periodo vacacional hasta junio.
500.000 unidades conforman el parque de embarcaciones de recreo.
Los argumentos de apostar por láminas autoadhesivas para acoplar vinilo al casco de la embarcación son múltiples. “En primer lugar, resulta en torno a un 30% más barato que pintar el barco. Tenga en cuenta que para pintar una embarcación hay que sacarla del agua durante dos semanas o más, y cada día que esté fuera cuesta dinero. Nosotros solucionamos la operación en tres jornadas”, apunta. A título orientativo, Magre explica que el coste total de personalizar el yate oscila entre los 300 y los 600 euros por metro de eslora. Así, al dueño de un velero de 18 metros le saldría por entre 5.400 y 10.800 euros.
Esa horquilla varía en función de si se trata de una embarcación a vela o una motora (la operación resulta más compleja en estos últimos) o de si se desea incluir extras o no. Por ejemplo, un film protector contra arañazos.
La técnica que aplica MacTac también tiene la ventaja de poder añadir relieves, algo imposible de conseguir solo con la pigmentación. “Uno de nuestros clientes decidió simular las escamas de un pez en el casco. El efecto es mayor que si se hiciera solo con pintura”, ilustra Magre. El proceso es también mucho más respetuoso con el medio marino que el pintado tradicional, ya que no incorpora disolventes.
Un mercado en recuperación
En España se matricularon 2.644 embarcaciones de recreo en el primer semestre del año, un 15,5% más que en el mismo periodo de 2014, según datos de la Asociación Nacional de Empresas Náuticas. El Salón Náutico de Barcelona, la cita más importante del sector, suele usarse como termómetro del estado de la industria. Por lo pronto, los responsables de la cita, que se celebrará del 14 al 18 de octubre, ya han confirmado que este año aumenta la participación de empresas.
El parque náutico de ocio está compuesto por cerca de medio millón de unidades, por lo que negocios como el del tuning tienen un enorme mercado potencial.