335.000 millones más, la artillería oculta del BCE
Los analistas dan por hecho que el BCE decidirá elevar sus compras este año
El Banco Central Europeo (BCE) ha sido el garante de la estabilidad de la deuda soberana europea durante el último y crítico episodio de la crisis griega y promete serlo en los próximos meses, cuando la zona euro comience a acusar el efecto de la debilidad de las economías emergentes y del alza de tipos que se espera en Estados Unidos. El plan de compras masivas de deuda, por una cuantía de 60.000 millones de euros al mes, ha permitido estabilizar el mercado en momentos de tensión y mantener en niveles reducidos los costes de financiación, si bien el crédito no termina de despegar. Pero ese plan afronta nuevos desafíos ante lo que los inversores dan por hecho que el BCE deberá volver a reaccionar.
Por lo pronto, el presidente de la institución Mario Draghi dejó muy clara la semana pasada su disposición a ampliar el programa de compras –ya sea en cuantía, duración o composición de los activos que se adquieren– si la debilidad de las economías emergentes y, en consecuencia, la caída del crudo, impactan en la zona euro y en el objetivo de elevar la inflación al entorno del 2%. El BCE no ha tomado nuevas medidas aún, aunque sí anunció un cambio técnico en el programa que los analistas creen ya una ampliación encubierta. O al menos, la prueba de la firme voluntad de reforzar lo que se conoce como quantitative easing (QE).
El BCE ha elevado del 25% al 33% el límite que puede adquirir de una emisión de deuda, si bien tomando las cautelas necesarias para no crear minorías de bloqueo. Esto supone que se amplía el universo de deuda a la que la institución puede dirigir sus compras que, como principio general, deben ser títulos con un vencimiento de entre 2 y 30 años y con rentabilidad como mínimo del -0,2%, el nivel al que está la facilidad de depósito. Para Barclays, el citado aumento de los porcentajes de compra de una emisión “crea un colchón adicional para continuar con el QE más allá de septiembre de 2016 o para comprar más deuda cada mes”.
El mes de septiembre de 2016 es en principio la fecha límite hasta la que el BCE continuará realizando compras de deuda. Pero Draghi ya anunció la semana pasada, por primera vez, que “no hay límites” y que el BCE irá “más allá si es necesario”. Nomura es otra de las firmas que dan por hecho que el BCE ampliará su programa de compras y calcula que se extenderá desde los 1,14 billones de euros que supondría su finalización en septiembre de 2016 hasta los 1,5 billones, estableciendo el final en marzo de 2017.
Nomura cree que el BCE “está forzado a actuar este año”, con más probabilidad en la reunión del 3 de diciembre que en la del 22 de octubre, que se celebrará en Malta. Y destaca que el incremento del límite de compras de una emisión del 25% al 33% es una señal de que el QE se extenderá más allá de septiembre de 2016. Según sus cálculos, este cambio puede elevar en 335.000 millones de euros el universo de activos disponibles para la compra, de los que 280.000 millones serían deuda soberana.
Efecto en mercado
El anuncio de ese cambio técnico en el programa de compras del BCE ya tuvo un efecto en el mercado, al rebajar la rentabilidad de la deuda en los plazos más largos. La extensión de esas compras, ya sea en el volumen de compras mensuales o por su duración en el tiempo, redujo por ejemplo el rendimiento del bund del 0,782% al 0,668% en dos días. Aun así, la puesta en marcha de estas adquisiciones, el pasado mes de marzo, ha tenido la capacidad de estabilizar el mercado, sin que los analistas esperen grandes oscilaciones de precios. “El mercado de deuda continúa muy estable gracias al BCE, será difícil ver bajadas significativas de precios”, sostiene un experto de un banco de negocios internacional que sí apunta que el BCE deberá comprar previsiblemente más deuda española ante la inquietud por las elecciones catalanas.
La banca española se resiste a vender sus bonos
El plan de compras del BCE tiene como máxima prioridad alejar a la zona euro de un entorno de la amenaza de deflación y facilitar un entorno de estabilidad de precios, que Draghi cifra en un inflación cercana al 2%. Con estas compras, el BCE afirma además que se abaratan los costes de financiación y se despeja el camino para reactivar el crédito a familias y pymes. De hecho, el BCE aspira a que la banca le venda sus bonos en balance para así crear nuevos espacios para que el sector pueda asumir riesgo de crédito nuevo. Pero las entidades se están resistiendo a deshacerse de estas carteras.
Los datos del Tesoro muestran que el volumen de deuda soberana en manos de la banca española, lejos de disminuir, se ha incrementado desde la puesta en marcha de las compras del BCE. El mes de julio finalizó con una cuantía de 186.513 millones de euros, el 24,6% del total. La cifra es muy superior a los 172.702 millones de marzo, mes de la puesta en marcha del QE, y de los 160.607 millones del mes de abril.
Así, en los primeros meses sí se apreció un descenso del volumen de deuda soberana en manos de la banca, que aprovechó en cambio las turbulencias del mercado en el mes de junio, desatadas por la crisis griega, para volver a comprar. Durante ese mes, el sector adquirió casi 19.000 millones de euros, alcanzando volúmenes de octubre del año pasado.
“El BCE busca comprar a tenedores con títulos con mucho tiempo en cartera”, señala Javier Ferrer, director de deuda pública de Ahorro Corporación. La banca no está aligerando su cartera de deuda por tanto a costa de vender al BCE, que ya activó también líneas de liquidez condicionada a la concesión de crédito, aunque la financiación sigue sin despegar.