Abengoa bajará su deuda este ejercicio en 675 millones extra
La dirección de Abengoa continúa trabajando para ejecutar la ampliación de capital que el grupo de ingeniería anunció el pasado 3 de agosto. Su presidente, Felipe Benjumea, y su consejero delegado, Santiago Seage, pilotan la operación y siguen de road show (presentaciones) entre potenciales inversores, desde la semana en que se comunicó la operación, como publicó CincoDías el día 7 del mes pasado.
La cúpula de la compañía se centra en buscar eventuales socios que entren en la ampliación de capital por 650 millones. Están teniendo reuniones en Estados Unidos, Europa, Oriente Medio y otros países. En paralelo, continúan las conversaciones con varias entidades financieras con el objetivo de que respalden la operación.
Inversión Corporativa, sociedad que controla el 57,5% de los derechos de voto de Abengoa y que cuenta con la familia Benjumea como accionista de control, acudirá asimismo a la ampliación, si bien no ha especificado con qué porcentaje.
6.133
millones de euros era la deuda neta ajustada a junio de Abengoa. Incluye las operaciones realizadas hasta la presentación de resultados.
670
millones de euros es la cantidad en que Abengoa ha reducido su endeudamiento neto en la primera mitad del año. Su ratio de deuda consolidada neta sobre ebitda ha pasado de 5,1 a diciembre 2014 a 4,5 a finales de junio.
Uno de los objetivos de la operación, además de fortalecer sus fondos propios, será reducir su endeudamiento. Abengoa tomará cuantas acciones sean necesarias para reducir sus gastos financieros, que entre enero y junio ascendieron a 437,6 millones, frente a un resultado de explotación de 440,3 millones, según las cuentas registradas en la Comisión Nacional del Mercado de Valores.
Ya en la primera mitad del año, Abengoa redujo su endeudamiento neto en 670 millones de euros, lo que le permitió pasar de un ratio de deuda consolidada neta sobre ebitda de 5,1 veces a cierre de diciembre de 2014 a 4,5 veces a finales del pasado junio. La compañía, además, finalizó el primer semestre con un ratio financiero de endeudamiento –calculado como la deuda financiera neta entre el ebitda corporativo– de 1,8 veces, lo que da al grupo holgura suficiente frente al ratio exigido por la banca, que se sitúa en 2,5 veces.
Abengoa cerró junio de 2015 con el ratio de deuda sin recurso en proceso y corporativa neta ligeramente por encima de su objetivo de principio de año (4,7 veces frente a 4,5 veces), pero este es un ratio exclusivamente interno, no supone un compromiso con la banca, como publicó el martes por error este periódico en su edición impresa.
El grupo de ingeniería, además de especificar que reducirá su deuda corporativa en 300 millones de euros con el dinero de la ampliación, tiene como objetivo amortizar 375 millones del vencimiento de los bonos que expiran en 2016. El interés de esta deuda llegó a dispararse por encima del 108% a inicios de agosto, cuando se sembraron dudas en el mercado sobre su amortización. La situación se ha calmado, y ayer mismo cerraron con una rentabilidad del 33%. En total, Abengoa amortizará deuda, previsiblemente antes de fin de año, por 675 millones.
Los credit default swaps –CDS o derivados de crédito para asegurar deuda– a cinco años sobre los bonos de Abengoa también se han frenado. Tras alcanzar el 6 de agosto los 3.400 puntos básicos –asegurar 10 millones de euros implicaba un coste de 3,4 millones–, ayer finalizaron a poco más de 2.900 puntos básicos. Los bonos que expiran en abril de 2020 también se han normalizado; su rentabilidad se sitúa en el 20%, frente al 30% que alcanzaron a mediados de agosto.
En todo caso, la mejora del perfil financiero de la compañía sevillana continúa siendo una prioridad. Como ha anunciado, quiere obtener una calificación de rating de BB– a finales de 2016. Esto colocaría su nota a tres escalones del grado de inversión, de acuerdo a la clasificación de Fitch y de Standard & Poor’s. La primera le asigna actualmente un rating de B+, con lo que debería subírsela un peldaño, y la segunda, de B, de forma que el alza debería ser de dos peldaños. Moody’s, por su parte, le asigna una nota de B2, a dos escalones de Ba3, el homólogo en su simbología a BB–.
Junto a la ampliación de capital, Abengoa llevará a cabo desinversiones de activos por un total de 500 millones de euros. La compañía espera cerrar las primeras ventas en el presente mes de septiembre y las últimas, a más tardar, a finales del primer trimestre del próximo ejercicio.
La acción escala un 41% desde los mínimos
Las acciones B de Abengoa, que cotizan en el Ibex, han experimentado una subida del 41,09% desde el 20 de agosto, pasando de 0,73 a 1,03 euros por título. Estos títulos cuentan con un derecho de voto cada uno.Por su parte, las acciones A –con 100 derechos de voto cada uno– han subido un 6,25%, hasta los 1,60 euros por título. Fuentes conocedoras de la marcha de la ampliación de capital (con la que Abengoa pretende levantar 650 millones de euros) dan por hecho que ambos tipos de títulos serán usados en esta operación.
Mientras tanto, la firma sigue trabajando en diferentes proyectos que tiene en marcha. El lunes anunció un nuevo contrato que se ha adjudicado en Uruguay por 13 millones de dólares (unos 11,6 millones de euros). Allí, realizará las nuevas obras de saneamiento de Ciudad de la Costa para la empresa Obras Sanitarias del Estado (OSE), organismo responsable del abastecimiento de agua potable y del servicio de saneamiento. En el interior del país, trabajará en una zona con una extensión aproximada de 244 hectáreas.
La compañía sevillana obtuvo la semana pasada sus dos primeras líneas de transmisión eléctrica en Sudáfrica por 25 millones de dólares (unos 22 millones de euros) y una nueva terminal portuaria en Uruguay por 93 millones de dólares (82 millones de euros aproximadamente).
Junto a las mencionadas áreas de negocio de agua, energía e ingeniería y construcción, la energía solar constituye otro de los pilares de Abengoa. Mojave, su planta con mayor capacidad de potencia, está situada a 100 kilómetros al noroeste de Los Ángeles (California, EE UU) y, según la compañía, “opera con una tecnología avanzada propia que permite un aumento en su eficiencia”. Esta instalación suministra energía a 91.000 familias, evitando la emisión de 223.500 toneladas de CO2 cada año. El proyecto ha supuesto una inversión de 1.600 millones de dólares (unos 1.416 millones de euros) en los últimos cuatro años, así como 196 millones de dólares (173,5 millones de euros aproximadamente) en ingresos fiscales para la economía estadounidense.