China: es una corrección más que una tendencia
La agitación en los mercados refleja preocupaciones sobre desaceleración económica en China. De hecho el país es un importante motor de crecimiento de la economía mundial desde principios de 1990. Ahora, tras dos décadas y media de asombroso crecimiento real del PIB, entre el 9% y el 12%, ha entrado en un periodo de adaptación y, a medida que su economía madura, su crecimiento debe estabilizarse en torno al 5% los próximos cuatro a cinco años. Ahora bien, el gran desafío de las autoridades chinas es gestionar esta transición sin una recesión o crisis financiera lo que, como muestra la turbulenta situación actual, está resultando muy difícil.
Por otra parte las autoridades de China, con su creciente internacionalización y liberalización de mercados financieros, parecen haber perdido capacidad de controlar su mercado de valores. Pero la liquidación reciente puede ser considerada más una fuerte corrección que el inicio de una tendencia bajista de largo plazo. Hay que tener en cuenta que el índice compuesto de Shanghái, impulsado por la liquidez, había llegado a subir un 125% desde mínimos de octubre de 2014 hasta mediados de junio y las recientes correcciones han reducido el exceso.
En cualquier caso, en un clima de alto riesgo, la diversificación de inversiones en diferentes clases de activos es clave. Los activos y monedas de mercados emergentes, especialmente productores de materias primas, pueden para ser grandes perdedores de la corrección, pero los inversores probablemente seguirán favoreciendo acciones de mercados desarrollados. Además, en este clima de riesgo elevado, la diversificación es clave mediante deuda soberana, en especial del Tesoro de EE UU, que probablemente siga siendo atractiva.
Efectivamente, los mercados emergentes están sufriendo la desaceleración en China, los menores precios de las materias primas y la perspectiva de subida de tipos de interés en EE UU Brasil, economía dominante en América Latina, se enfrenta a recesión y Asia, región más resistente del mundo emergente hasta hace poco, está siendo arrastrada. Sin embargo el impacto directo en economías desarrolladas es limitado, incluso si el crecimiento de China se desploma. Para EE UU representa el 10% de las exportaciones, el 1% de su PIB, y para la eurozona, el 7% de las exportaciones, también el 1% del PIB. Añadiendo el conjunto de mercados emergentes supone un 10% del beneficio de explotación de las empresas de EE UU y un 15% de las europeas.
Por otra parte el impacto indirecto de una crisis económica en China puede exacerbar presiones deflacionarias y crear tendencia bajista en los mercados financieros globales, con mayor vulnerabilidad en Europa que EE UU. Hay que tener en cuenta que la recuperación económica de EE UU es más resistente y probablemente se beneficie más del consumo, dados los bajos precios del petróleo. De momento el índice PMI en la eurozona se ha situado por encima de las expectativas y el crecimiento del PIB real en la región puede ser el 0,4% el tercer trimestre, tras el 0,3% el segundo. Sin embargo, la volatilidad reciente en mercados emergentes puede afectar el sentimiento los próximos meses. En conjunto prevemos crecimiento de 0,4% trimestral hasta fin de año y 1,3% para todo 2015.
En un escenario pesimista, si los problemas de los mercados financieros y la economía real de China se profundizan y sus autoridades fracasan en contener la situación, un auténtico desplome económico y financiero puede tener lugar. Es el mayor riesgo para la economía mundial y los mercados financieros. Sin embargo, las autoridades chinas mantienen considerable capacidad para estabilizar su economía. Ya han facilitado liquidez adicional mediante política monetaria y además pueden implantar estímulos fiscales. Así que su crecimiento económico real este año puede ser de alrededor del 6,5%.
Christophe Donay es Director de macroeconomía y asignación de activosde Pictet WM.