El negocio milmillonario de excitar la libido de las mujeres
EE UU aprueba el fármaco Addyi, conocido como la viagra femenina, con un coste de 400 euros al mes
La conocida como viagra femenina ya estará disponible para las mujeres con falta de deseo. De momento, se venderán a partir del 17 de octubre solo en EE UU, pero es muy previsible que en pocos meses se extienda por todo el planeta. Las pacientes se pueden contar por millones y los ingresos para la pequeña compañía farmacéutica Sprout (brote, en inglés) también serán millonarios por su elevado coste.
La FDA (agencia del medicamento) de EE UU aprobaba ayer la comercialización de Addyi, que tiene la flibanserina como principio activo, tras años de negación. El camino ha sido largo: rechazo de las autoridades, un lobby feminista en lucha y una historia de rotundos fracasos empresariales para conseguir finalmente una terapia que excitara la libido de las mujeres, a semejanza de lo que ocurre con el hombre gracias a Viagra, del laboratorio Pfizer, o a Cialis, de Lilly.
La diferencia médica en este caso es que no hay obviamente ninguna disfunción eréctil visible, sino que trata un caso más complejo de detectar: el trastorno del deseo sexual hipoactivo. Los datos aportados por la compañía de Carolina del Norte (EE UU) a la autoridad estadounidense destacan que lo sufren una de cada 10 mujeres y alrededor de 16 millones en ese país son potenciales usuarias de este medicamento.
Esta píldora de color rosa modifica tres sustancias químicas claves para el cerebro, ya que aumenta la dopamina y la norepinefrina y disminuyendo la serotonina. El fármaco está indicado solo para mujeres premenopáusicas y se toma diariamente antes de dormir. Durante el tratamiento no se debe consumir alcohol y tiene efectos adversos como la disminución de la presión arterial y desmayos.
Los responsables de la compañía aseguran que el precio del medicamento sería similar al de los destinados a la disfunción masculina, es decir, entre 400 y 430 dólares mensuales (entre 360 y 390 euros), según han calculado varios expertos. En EE UU se prevé que algunas aseguradoras puedan cubrir la píldora rosa en la póliza de las mujeres, por lo que su coste se reduciría a entre 30 y 75 dólares (27 y 67 euros) al mes.
Llegada a Europa
“Sprout tiene el compromiso de trabajar junto a otros organismos reguladores fuera de EE UU para llevar el tratamiento a millones de mujeres en todo el mundo”, explicó ayer una portavoz de la compañía a este diario, “particularmente en Europa”. La aprobación de la FDA allana habitualmente el camino en otros países.
Si Sprout Pharmaceuticals se equipara con las ventas de los medicamentos para la disfunción eréctil, su negocio será, al menos milmillonario. El tratamiento permanente con este fármaco tendría un coste anual de alrededor de 5.000 dólares (4.680 euros). Solo con que 200.000 mujeres de EE UU se adhieran al tratamiento, ya se alcanzaría esa meta de superar los 1.000 millones.
En el caso de Viagra, las ventas en 2014 alcanzaron los 1.685 millones, aunque desde 2013 ya hay genéricos sustitutivos de la pastilla azul de Pfizer, que le roban mercado. De hecho, un año antes, el negocio llegaba a los 2.051 millones. Cialis, de Lilly, actualmente es el líder, con 2.291 millones el pasado año. Aunque el mercado es mayor, si se incluyen otros tratamientos, como Levitra de Bayer, con 245 millones de ingresos, y los propios genéricos.
La idea inicial de esta píldora fue de Boehringer, que vendió los derechos a Sprout
Pero algunos expertos dudan de que ese éxito se traslade a la versión femenina. Según la información proporcionada por la compañía, el número de actos sexuales tras tomar esta píldora aumenta de 2,7 veces al mes a los 4,7 veces utilizando la píldora rosa. “Incluso si las aseguradoras cubren una porción del coste, como ocurre con los fármacos para la disfunción eréctil [en EE UU], ¿las pacientes desearán pagar 50 o 75 dólares al mes por un medicamento con el coste/beneficio de Addyi?”, se cuestiona John LaMattina, antiguo director de I+D de Pfizer. “Tras unos meses las mujeres decidirán que el gasto no vale la pena por la limitada eficacia”, añade.
Sin embargo, no todos están de acuerdo. De hecho, la aprobación ha sido una lucha de muchos años. Algunos lo habían intentado y fracasado como en el caso de los laboratorios Pfizer, Bayer o el gigante del consumo Procter & Gamble (con un parche hormonal). Incluso la flibanserina ahora aprobada, previamente había sido rechazada. En 2010, el laboratorio alemán Boehringer Ingelheim presentó este principio activo, inicialmente pensado como antidepresivo, y la FDA lo rechazó. Por eso, abandonó la idea de lo que ya entonces se conoció como la viagra rosa.
Aunque entonces apareció la emprendedora Cindy Whitehead, quien adquirió los derechos de la flibanserina y le dio una segunda vida. Ella había fundado previamente Slate Pharmaceuticals, que comercializaba testosterona para hombres. Junto a su marido, crearon Sprout y captaron 100 millones dólares de inversores privados. Aunque inmediatamente la agencia volvió a rechazar la aprobación del fármaco.
Entonces surgió el lobby Even the Score, formado por asociaciones de mujeres, pacientes, consumidoras y profesionales, que formaron un grupo de presión para cuestionar las razones por las que no se aprobaba esta píldora. El pasado junio, tras años de trabajo y nuevos ensayos clínicos con 11.000 personas, un panel de asesores dio luz verde al fármaco que la FDA aprobó finalmente ayer y que promete convertirse en uno de los que más repercusión tengan en la opinión pública.