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Columna
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Más realismo que idealismo en China

Los políticos de China solían hablar de una economía desequilibrada, como si eso fuera obviamente algo malo. La devaluación sorpresa de la tasa de cambio oficial del yuan en casi un 2% muestra que el debate ha cambiado.

Un yuan más barato tendrá poco impacto práctico en la economía real. La competitividad de las exportaciones de China se decide por los costes laborales por encima de todo. Los salarios mínimos han aumentado un 13% al año durante el período de cinco años que finalizó en 2015. Los pequeños cambios de precios poco importan para las industrias de mayor tecnología o bienes de capital como los trenes.

Conseguir una economía en equilibrio requerirá ajustes para los que el país aún no está preparado

Aun así, el movimiento admite que las condiciones se han suavizado. Las exportaciones cayeron un 8,3% en julio en comparación con el año anterior, con una reducción del 12% en los envíos a la zona euro. Los precios que los productores reciben por sus productos han disminuido durante 41 meses. Si el mercado realmente impulsara el valor del yuan, estaría cayendo. Al hacer hincapié en la importancia de la oferta y la demanda en la creación de valor de la moneda, el Banco Popular de China podría estar preparando el camino para una mayor debilidad.

Podría, por tanto, parecer contradictorio sostener que el yuan sigue siendo demasiado barato. Pero el tipo de cambio correcto hoy no es necesariamente el más adecuado a largo plazo.

Luego están los grandes superávits comerciales que China aún registra con el mundo. La diferencia con Estados Unidos en julio fue la tercera mayor de la historia, de 31.000 millones de dólares (unos 28.000 millones de euros). Esos excedentes se han reducido como proporción del PIB de China a medida que su economía se ha expandido. Para los socios comerciales de crecimiento más lento, sin embargo, la superabundancia de China sigue siendo tan grande y aterradora como siempre.

Es descabellado pensar que China tendría como objetivo una moneda más fuerte en un momento en que el crecimiento se está desacelerando. Conseguir una economía en equilibrio requerirá ajustes desagradables para los que el país aún no está preparado. La esperanza es que este gesto hacia un yuan más débil no signifique que el objetivo a largo plazo se ha alejado de la visión en conjunto.

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