Atenas paga al FMI y al BCE con un anticipo del rescate
Grecia se puso ayer al corriente en sus pagos al Fondo Monetario Internacional, al que adeudaba 2.000 millones de euros por cuatro vencimientos de junio y uno de este mes. Atenas también logró pagar a tiempo los bonos comprados por el Banco Central Europeo hace cinco años por valor de 3.500 millones de euros (más intereses).
Atenas logra así poner a cero el contador con dos de sus acreedores internacionales, pero sólo gracias a un crédito puente de la UE de 7.160 millones de euros, que Bruselas espera descontar de un tercer rescate (2015-2018) de hasta 86.000 millones de euros.
Las negociaciones de esa tercera ronda de préstamos (tras la de 2010 y 2012) comenzarán en breve, tan pronto como el gobierno de Alexis Tsipras cumpla las condiciones previas fijadas por la zona euro. Entre esas condiciones figuraba la subida del IVA para numerosos productos, que ayer entró en vigor. El tipo máximo sigue siendo el 23%, pero la supresión de excepciones subirá la media, que es del 13% (7,7% en España) con el objetivo de recaudar 1.800 millones de euros más al año.
Peligro de contagio en Chipre
Las turbulencias del segundo rescate de Grecia arrastraron en 2012 a Chipre, rescatada un año después. La isla también se ve ahora amenazada por el deterioro de la situación en Grecia, según la sexta revisión del rescate chipriota publicada ayer por la CE.
Tras el rescate, la banca chipriota se deshizo de sus filiales en Grecia, por lo que su exposición directa se ha reducido. Pero los cuatro principales bancos griegos tienen presencia en la isla, con unos depósitos que suman 7.600 millones de euros, equivalente al 40% del PIB de la isla según los datos de la CE.
Chipre, además, es el socio europeo más vinculado comercialmente a Grecia, mercado al que se destina el 19% de las exportaciones chipriotas, según Standard & Poor’s.
Con todo, el principal problema de Chipre es su propia banca: los préstamos dudosos no paran de crecer y ya son el 58% en crédito a empresas y el 53% en crédito a hogares.
La troika también ha exigido antes del 22 de julio una reforma de la ley de enjuiciamiento civil (para acelerar los procesos judiciales) y la transposición de la directiva europea sobre reestructuración bancaria, una norma que permite recapitalizar los bancos con cargo a los accionistas, los tenedores de deuda subordinada y los depósitos no garantizados (por encima de 100.000 euros).
La votación de esas dos leyes en el Parlamento griego, prevista para mañana, marcará el nivel de resistencia del Gobierno de Tsipras, cuyo grupo parlamentario ya registró la semana pasada 36 deserciones en el voto sobre el IVA.
Tsipras remodeló el sábado su gabinete para expulsar a los ministros rebeldes. Pero la revuelta en Syriza parece continuar y aumenta la presión para que el primer ministro convoque nuevas elecciones este otoño, menos de un año después de los comicios que en enero acabaron con cuatro décadas de alternancia de los conservadores de Nueva Democracia y los socialistas del Pasok.
“No es el momento de celebrar elecciones anticipadas”, se resistía ayer en Atenas un portavoz del Gobierno. Tsipras teme que la disolución de la cámara frene o frustre las negociaciones del tercer rescate, lo que dejaría a Grecia sin financiación internacional y podría reabrir el debate sobre la salida del país del euro (Grexit). “Lo que me preocupa, es que algunos piensan que si salimos del euro no habrá necesidad de austeridad”, se quejaba ayer el ministro y aliado de Tsipras, Nikos Pappas.
Atenas afronta el 20 de agosto otro vencimiento de 3.200 millones de euros con el BCE. Y las deuda con el FMI hasta final de septiembre supera los 1.700 millones, más 1.800 millones de euros hasta final de año. Sin ayuda exterior, Grecia volvería a incurrir en impagos y podría perder el apoyo del BCE.
Antes de volver a las urnas, Tsipras confía en lograr un acuerdo con la troika sobre el tercer rescate que permita estabilizar financieramente el país. El fondo de rescate de la zona euro, que aportará unos 50.000 millones de euros al nuevo rescate, calcula que el Memorándum puede negociarse en unas cuatro semanas.
La negociación, sin embargo, puede complicarse por el alcance de los ajustes y recortes que reclama la zona euro a Grecia para compensar el deterioro económico de los últimos 12 meses (el segundo rescate se quedó bloqueado en junio de 2014, por la resistencia a cumplir las condiciones del gobierno de Samarás, primero, y del de Tsipras, después) y para recuperar la confianza en el Gobierno griego.
Además de los objetivos presupuestarios, la troika exigirá que Atenas garantice antes de octubre el déficit cero del sistema de pensiones; la privatización de la red eléctrica, una reforma laboral, así como la privatización de activos públicos por valor de 50.000 millones de euros (en tres años) bajo supervisión de Bruselas.
La zona euro también prevé la necesidad de recapitalizar la banca griega y el tercer rescate reservará 10.000 millones de euros para las posibles necesidades inmediatas, sobre un plan de recapitalización de hasta 25.000 millones de euros.
Pero esa inyección de capital podría quedar supeditada a la imposicion de quitas a accionistas y acreedores de los bancos (incluidos depósistos no garantizados), tal y como prevé la directiva europea de resolución bancaria que mañana adoptará el Parlamento griego. La fórmula ya se aplicó en 2013 en elrescate de Chipre, modelo que la zona euro quiere generalizar. La contribución de los depósitos al rescate ascendió entonces a 9.400 millones de euros. En Grecia se calcual que hay unos 30.000 millones de euros en depósitos por encima de 100.000 euros, aunque a diferencia de Chipre no se trata de clientes a la búsqueda de elevados rendimientos.