_
_
_
_
Tribuna

España en el tablero del crecimiento mundial

En los próximos trimestres el crecimiento mundial estará impulsado por cuatro motores principales: Norteamérica, en especial EE. UU; Europa, en torno a la eurozona; Asia oriental, apoyada en China y, por último, Japón. Mientras que EE. UU. y China crecerán, pero lo harán a un ritmo más lento que el año pasado, el impulso del crecimiento será mayor en la eurozona y Japón.

Echando un vistazo al nivel de actividad económica actual, EE.UU. (la mayor economía del mundo, que supone la quinta parte del PIB global), se está recuperando de la contracción cíclica que sufrió en el primer trimestre de 2015 y la reciente mejora del consumo respaldará un repunte moderado del crecimiento en la segunda mitad del año.

Por el momento, la economía china sigue ralentizándose, dado que se encuentra en plena transformación, fomentando la demanda doméstica y reformando su sistema financiero. Sin embargo, esperamos que el aumento del gasto fiscal en infraestructuras de energía y transporte y de estímulos monetarios, como las recientes rebajas de tipos de interés y requerimientos de capital a los bancos, ayuden a estabilizar las condiciones económicas a lo largo de 2015.

El crecimiento medio de China quedará bajo el 7% y será superado por el dinámico crecimiento de la India este año. Pese a todo, China sigue siendo la segunda mayor economía del mundo con diferencia: supone aproximadamente una sexta parte del PIB mundial y es el triple de grande que la tercera mayor economía mundial, India. Con el peso de estos gigantes, la región de Asia emergente seguirá siendo la mayor fuente de crecimiento a escala global.

Tras varios años de crecimiento nulo o muy modesto desde que estalló la crisis financiera en 2008 (y excluyendo a Grecia, que de momento es un especial y trágico caso aparte), la eurozona sigue ganando atractivo y probablemente registrará de nuevo tasas de crecimiento pre 2008/2009 de aquí a 2016, aunque sigue habiendo grandes diferencias regionales. La crisis griega puede ser un potencial riesgo bajista para la zona del euro pero, con un peso de poco más del 1% en el PIB de la región, este país es bastante pequeño, así que el riesgo de un contagio que haga peligrar la recuperación es limitado.

Pese a los problemas latentes en Grecia y también, no lo olvidemos, en Ucrania, la eurozona mostrará la recuperación más dinámica en los próximos meses gracias a cuatro impulsos que beneficiarán sobre todo a España junto al líder Alemania: un euro más depreciado; unas materias primas en general más baratas, en especial el crudo; los frutos de la gran reestructuración empresarial que ha tenido lugar desde 2010 y, por último, como resultante de los tres impulsos anteriores, la recuperación del mercado interno de la región del euro.

Esto último beneficiará especialmente a España a través del comercio y el turismo. Tomando la delantera de las reformas económicas en los últimos años, España es el mayor ejemplo de una economía que se ha asegurado un futuro más brillante, en un mundo hostil e implacable lleno de competencia global.

Junto a la eurozona, Japón, el cuarto pilar de crecimiento mundial y la cuarta economía del mundo tras India, está experimentando una mejora en las inversiones y una recuperación del consumo privado tras las agresivas medidas de estímulo fiscal y monetario y la devaluación del yen. Incluso aunque las reformas aún tienen que hacer efecto del todo, tenemos sobre la mesa una recuperación comparable en fortaleza a la de la eurozona.

En contraste con estas historias de éxito, la mayoría de los mercados emergentes de Latinoamérica, Europa oriental, África, Oriente Medio y Asia central siguen relativamente aletargados y son un origen de debilidad de la demanda mundial, dado que en muchos casos van con retraso en las reformas o hacen falta más.

A pesar de que la caída en el precio de las materias primas es a menudo un factor que explica la relativa ralentización de las economías emergentes exportadoras de recursos, este fenómeno ha sido un importante factor de crecimiento y caída de la inflación para muchos países importadores en vías de desarrollo. Sin embargo, en general la caída de los precios de las materias primas solo ha tenido un efecto deflacionista temporal y su traslado a la inflación subyacente (excluyendo alimentos y energía) aún está latente. Hasta que un 2% de inflación global (nivel que por definición marca la estabilidad de precios) esté asegurado, las políticas monetarias van a seguir siendo en general expansivas en el medio plazo.

Algunos bancos centrales, como el BCE, seguirán centrados en frenar el riesgo de deflación, principalmente mediante el debilitamiento de sus monedas. Sin embargo, mirando hacia adelante esperamos subidas de tipos por parte de los líderes del ciclo, EE.UU. en el último trimestre de 2015 y el Reino Unido en el primer trimestre de 2016. Como consecuencia de ello, la subida de los rendimientos de los bonos a largo plazo solo es cuestión de tiempo. Por el momento, los inversores serios no pueden desentenderse de los mercados de renta variable, sobre todo en Europa.

Janwillem C. Acket es Economista Jefe de Julius Baer.

Archivado En

_
_