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Las relaciones entre Rusia y la UE

¿Cómo impactará el nuevo veto ruso a los alimentos españoles?

Dos trabajadores revisando la fruta en una cadena de producción.
Dos trabajadores revisando la fruta en una cadena de producción.

En agosto de 2014, como consecuencia de las sanciones impuestas por la UE a Rusia por el conflicto que vivía con Ucrania, este decidió responder prohibiendo las importaciones de productos procedentes de países europeos. Un golpe en línea de flotación de la industria alimentaria española, una de las más perjudicadas y de las que más protestó para que Bruselas estableciera medidas compensatorias.

Otros productos

Además de frutas y hortalizas, el cierre de fronteras de Rusia también afecta a otros productos fundamentales para la exportación española, como frutos secos, carne de cerdo, ternera y pollo (frescas o procesadas), leche y queso.

El presidente ruso, Vladimir Putin, anunció el miércoles que el veto se ampliará otros seis meses y ello ha disparado las alertas en la industria agroalimentaria. Yla primera reacción llegó desde la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), que solicitó al Ministerio de Agricultura que exija de forma inmediata a Bruselas “el mantenimiento del reglamento comunitario de medidas compensatorias, cuya aplicación finaliza el próximo 30 de junio, y la puesta en marcha de un presupuesto específico adicional que mitigue el impacto del veto en la renta de los fruticultores”. Miguel Blanco, secretario general de COAG, puntualizó que los agricultores españoles no pueden pagar un año más “la factura de una crisis geopolítica. Es injusto e inaceptable”. Asimismo añadió que “el anuncio de la prórroga pone contra las cuerdas a más de 45.000 explotaciones en nuestro país”.

El veto ruso irrumpió el pasado ejercicio en plena campaña de exportación de fruta de hueso y el primer efecto fue el hundimiento de precios. Durante ese periodo, las cotizaciones en origen se desplomaron hasta un 75% y los productores de melocotones, nectarinas y ciruelas, fundamentalmente de Aragón, Cataluña y Extremadura, tuvieron que afrontar grandes pérdidas. Hasta un 30% de la producción no pudo enviarse a destino.

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