_
_
_
_
Breakingviews
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

¿Renovación en la compra de arte?

Siguen llegando excentricidades del mundo del arte. El último escándalo viene de Canadá, donde la cadena estatal CBC señaló el martes a uno de sus periodistas por haber utilizado sus contactos para lograr comisiones organizando ventas al personalidades como el gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, y al cofundador de BlackBerry, Jim Balsillie.

Dimitri Rybolovlev, el multimillonario ruso propietario del club de fútbol AS Mónaco, ha demandado a Yves Bouvier, propietario de una red de almacenes de depósito, por hacerle pagar un sobrecoste por adquirir ciertas obras de arte. También el distribuidor alemán Helge Achenbach fue condenado recientemente por estafar a Berthold Albrecht, heredero del imperio de supermercados Aldi, por inflar facturas y comisiones.

A diferencia de muchos mercados financieros, hay poca regulación que obligue a nadie a revelar los precios, comisiones y otros pagos relacionados con el arte. Las ventas privadas están formadas por poco más de la mitad de los 51.000 millones del mercado mundial en 2014, según la Fundación Europea de Bellas Artes. Sin embargo, los compradores a menudo no se ayudan a sí mismos, haciendo a veces ofertas multimillonarias sin contratos claros o valoraciones independientes.

Es difícil simpatizar con coleccionistas ultraricos, pero la opacidad impregna el negocio a nivel también a niveles cotidianos. Una encuesta de Deloitte año pasado encontró que el 76% de los coleccionistas compran obras de arte con la inversión en mente, por encima del 53% en 2012. El enfoque cada vez más financiero debería significar que más compradores de arte quieren una mejor divulgación.

Los gobiernos tienen gran interés en áreas como el blanqueo de dinero y podrían, al final, regular las transacciones de arte. Pero el impulso por el cambio debería venir de los involucrados. Si quieren más transparencia, los coleccionistas que van desde los Rybolovlev a compradores menores podrían empezar por ser menos reservados sobre sus propias relaciones.

Archivado En

_
_