¿Emprender? Mejor con el apoyo de un vivero de empresa
Acceso a formación y servicios de consultoría, además de unos reducidos precios por el uso de las oficinas, son las principales ventajas de las incubadoras.
“Sin haber estado aquí no hubiera sido posible”, es una de las frases más repetidas por los viveristas, o emprendedores cuyo proyecto nace bajo el paraguas de un vivero de empresa. Estas estructuras, impulsadas por instituciones y organizaciones tanto públicas como privadas y que ofrecen a los nuevos empresarios una ayuda para sacar adelante su proyecto, incrementan las opciones de éxito en más de un 50%. Se trata de uno de los datos que aporta la consultora Cink Emprende citando un informe de la Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas), que también asegura que mientras el 47% de las compañías se ven obligadas a cerrar tras dos o tres años de actividad, el porcentaje se queda entre el 10% y el 20% en el caso de los emprendedores que inician su andadura en un vivero de empresas.
“Sin el vivero de Madrid Emprende no hubiera sido posible”, repite Eduardo Layrisse, director de marketing y socio de Parclick, una de esas muchas empresas que han pasado por una incubadora de este tipo –oferta a través de la red la reserva de aparcamientos con descuento para estancias largas–. “Creemos que ha sido un impulso fundamental”, recalca Layrisse, que como primera ventaja de la estancia en el vivero señala el ahorro en el alquiler de un local. “se trata de un gasto que cuesta mucho afrontar, sobre todo al principio. Además, el dinero que metes en una oficina no lo recuperas nunca”, señala en referencia a la posibilidad de disfrutar de un puesto de trabajo equipado con mobiliario y con todos los servicios (teléfono, conexión a internet…) que ofrecen estas estructuras a precios inferiores a los del mercado. “Pretendemos estar aquí hasta que lo podamos aprovechar puesto que nos permite invertir en crecer en lugar de en el pago de un alquiler”, afirma.
Aunque el vivero de Madrid Emprende en el que está alojada esta empresa, como muchos otros, tiene un límite de permanencia (habitualmente de entre dos y tres años), la mayoría de sus inquilinos acaban teniendo que abandonarlos porque sus negocios están lo suficientemente consolidados. “No muchos agotan el límite porque la mayoría se encuentra con la necesidad de marcharse”, declara Layrisse.
“El objetivo de un vivero de empresas es que los proyectos empresariales que acaban de nacer puedan dar sus primeros pasos en un entorno que les favorece y les apoya, lo que permite que en dos o tres años estos proyectos adquieran una madurez y una estabilidad que probablemente no conseguirían si hubiesen empezado a caminar solos”, relata el fundador de Cink Emprende, Raúl del Pozo.
¿Qué más ofrece un vivero de empresas?
Más allá de la infraestructura y del aspecto puramente económico, los viveros de empresa ayudan a los emprendedores al convertirse en un ecosistema propicio para que start-ups y pymes de todo tipo se ayuden entre ellas. “Hay un ambiente muy sano y motivante”, comenta el director de marketing de Parclick que explica que ver cómo el trabajo de otras empresas tiene recompensa anima a los viveristas a seguir adelante. Contactos y sinergias son también más fáciles en una incubadora. “Se trata de una ventaja no tangible”, asegura Layrisse. Este empresario insiste en que trabajar en estas estructuras favorece el networking, lo que resulta de gran ayuda, por ejemplo, a la hora de establecer contactos con inversores.
Ese ambiente y la ventaja de las empresas incubadas frente a las que nacen y crecen por su cuenta, son también fruto de la información a la que acceden los emprendedores. Foros, eventos especiales, cursos de formación y otras muchas actividades llegan hasta ellos sin apenas necesidad de buscarlos. “Estamos muy agradecidos al personal de la incubadora porque nos han puesto todas las facilidades, desde avisarnos sobre convocatorias de ayudas a permitirnos el uso de las instalaciones necesarias en las reuniones con inversores, etc.”, asevera el socio de Parclick, que recomienda a los emprendedores que se conviertan también en viveristas.