Grecia anuncia el retraso del pago al FMI
El pulso de Grecia con los acreedores internacionales sorprendió esta semana con un inesperado giro por la decisión de Atenas de acogerse a un resquicio legal, usado la última vez por Zambia en 1980, para evitar pagar al FMI y agrupar sus deudas en una sola con vencimiento al final de junio.
Todo parecía listo para que Grecia devolviese los 305 millones de euros que vencían el viernes, del total comprometido de 1.600 millones de euros de junio, como parte del programa de rescate internacional del que forma parte el Fondo Monetario Internacional (FMI).
De hecho, en una rueda de prensa el jueves, la directora del Fondo, Christine Lagarde, se mostraba “confiada” en recibir el pago y definía la propuesta común presentada junto al Banco Central Europeo (BCE) y la Comisión Europea (CE) esta semana como “flexible” y destinada a “suavizar” el ajuste necesario para “estabilizar” la economía griega.
Sin embargo, la sorpresa estallaba apenas unas horas después cuando el portavoz del Fondo, Gerry Rice, enviaba un escueto comunicado a los periodistas que hacía añicos el discurso previo de Lagarde.
En él, Rice explicaba que las autoridades griegas habían informado al FMI de que “planeaban agrupar los cuatro pagos debidos por el país en junio en uno solo, con vencimiento el 30 de junio”.
Aunque, a continuación, el portavoz del organismo matizaba que la decisión entraba dentro de la legalidad del Fondo, lo cierto es que el anuncio del retraso en el pago ha elevado la tensión en unas negociaciones sobradas ya de dramatismo y suspense.
Los mercados reaccionaron a la baja, la bolsa de Atenas cayó un 4,96 % el viernes, y algunos analistas reconocieron su incredulidad ante el nuevo capítulo de las conversaciones.
“Muestra que Syriza (el partido del primer ministro griego, Alexis Tsipras) no tiene vergüenza”, “Grecia es un país de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
“No pueden realmente estar en el mismo grupo que Zambia, subraya la falta de credibilidad de Syriza”, aseguró a Efe Jacob Kirkegaard, investigador del centro de estudios Peterson Institute for International Economics, de tendencia conservadora.
Kirkegaard se refería así a la última vez que un país miembro del Fondo se había acogido a esta cláusula, cuando el país africano lo hiciera a mitad de la década de 1980.
“Quizá piensen (el Gobierno griego) que alcanzarán un acuerdo pronto, pero solo si hacen concesiones. Si es así, tiene sentido. Si no, solo muestra lo desesperados que están”, agregó.
La deuda con el FMI es considerada en los mercados internacionales como prioritaria frente a otros pagos, por lo que los países tratan de saldar sus cuentas con el organismo dentro de los plazos marcados.
Desde Grecia, no obstante, se sostuvo que el país cuenta con los fondos necesarios para saldar la deuda, por lo que el retraso “se decidió por razones políticas”, en palabras del ministro de Trabajo, Panos Skurletis, lo que añadió leña al fuego.
Por su parte, desde el Center for Economic and Policy Research (Centro de Investigación Económica y Política, CEPR), de carácter más progresista, se interpretó la medida de Atenas como un golpe de efecto que muestra que “los acreedores internacionales no cuentan con todas las cartas, como muchos pensaban”.
“El Gobierno de Syriza, por su parte, está demostrando que las elecciones tienen consecuencias, y que las autoridades europeas, que son las principales responsables de más de seis años de depresión en Grecia, también tienen que ceder”, apuntó Mark Weisbrot, del CEPR.
A última hora del viernes, Alexis Tsipras se mostró menos beligerante en una intervención ante el Parlamento y aseguró que su Gobierno quiere una “solución integral” que también resuelva la cuestión de la deuda.
Aseguró, además, que la decisión de “transferir los pagos al FMI al final del mes demuestra que nadie quiere la ruptura”, pero sí aprovechó la ocasión para criticar la propuesta conjunta de los acreedores internacionales, que tildó de “ilógica” y “sorpresa desagradable”.
Reiteró, de nuevo, que el plan del Ejecutivo griego constituye una “base realista” para las negociaciones que, sin ofrecer detalles, “han entrado en su fase final” y -según él- concluirán con éxito.
Por ahora, se desconocen cómo continuarán las negociaciones, ni si Tsipras tiene previsto reunirse con el presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker, o algún representante de las instituciones acreedoras en los próximos días.
Mientras tanto, la cuenta atrás continúa.