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Columna
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Un revés para Lloyd’s Bank

El revés legal a Lloyd’s Banking Group quita algo de brillo a su truco Houdini en la era de la crisis. Un tribunal británico asegura que el banco no puede canjear los bonos convertibles contingentes (cocos) por valor de 4.000 millones de libras (5.500 millones de euros) que le ayudaron a evadir un rescate estatal aún mayor en 2009. Tendrá una que pagar una cuota por un capital que no puede utilizar.

En 2009 Lloyd’s emitió cocos para pasar los test de estrés y evitar tener que pagar al Estado para asegurar sus activos sin fondos. Pagó a los tenedores de deuda existentes una cuota por el derecho a convertir los valores en acciones si la ratio core Tier 1 del banco caía por debajo del 5%. Desafortunadamente para Lloyd’s, los reguladores exigen ahora una mejor calidad de capital. Aquel disparador equivale a un 1% en el capital ordinario Tier 1 (CET1), asegura una persona familiarizada con la situación. Eso obliga a Lloyd’s a pagar hasta un 15% de interés por capital de baja calidad.

La causa judicial se refería a una cláusula de Lloyd’s por la que se esperaba reembolsar el valor nominal de los bonos si no mejoraban su calificación. Tras pasar el test de estrés de Reino Unido de 2014 sin necesidad de cocos, Lloyd’s declaró que se había producido una “descalificación de capital”. Con los bonos cotizando por encima de la media, los inversores protestaron. El juez ha puesto de su parte.

El regulador quería capital que permitiera al banco sobrevivir a una crisis sin fallar. En el mundo real un bono que se transforma cuando un banco quiebra no es de ayuda. Hasta 2021, cuando la mayoría de los bonos vencen, la entidad se enfrenta a pagar unos intereses de 200 millones de libras (275 millones de euros) extra por un capital que no es muy útil.

Pero si Lloyd’s hubiera recibido más dinero estatal, el 43% de la participación del gobierno habría sido mayor, y la actual privatización de Lloyd’s más complicada. Los cocos son un experimento caro, pero no inútil en la innovación financiera.

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