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Aprovechando los vientos favorables

El crecimiento económico en España en 2015 seguramente superará la nueva proyección de 2,6%. La reducción de los precios de la energía y las materias primas, la depreciación del euro y el mantenimiento de tipos de interés muy reducidos configuran un contexto muy favorable. Las empresas españolas continuan registrando incrementos de sus exportaciones. Entre 2008 y la actualidad, el ratio de exportaciones sobre PIB en España ha aumentado en 8 puntos – del 24% al 32%. Alemania, segunda potencia exportadora mundial, se halla en el 45%. La reducción del déficit y de la prima de riesgo a niveles muy reducidos (119 puntos, inferior a la del Reino Unido, EEUU, Canadá o Australia) genera ahorros que pueden invertirse en infraestucturas, I+D+i, formación y otras actividades productivas.

La inversión extranjera productiva ascendió en 2014 a 17.626 millones de euros, un 9,8% más que en 2013. Dicho crecimiento contrasta con la reducción a nivel mundial de la inversión, que cayó un 8%, y de una disminución más acusada de la inversión en países desarrollados (-13,9%). Todas las variables macroeconómicas mejoran desde hace 2 años. El déficit en la balanza por cuenta corriente se ha convertido en superávit en los dos últimos años, el déficit comercial se ha reducido dramáticamente (y está en superávit si excluimos energía), el déficit presupuetario ha pasado del 8,9% al 5% y de la recesión en 2011 hemos progresado a un crecimiento del PIB del 2% en 2014 y previsible 2,8% en 2015.

Es comprensible que los españoles sin empleo no estén satisfechos. La crónica diaria de casos de corrupción impide que la sociedad perciba el efecto de las reformas emprendidas desde enero de 2012 y de su propio sacrificio. Sería pardójicamente triste si los españoles votaran por patidos anti-sistema en mayo y en las próximas elecciones legislativas después de haber protagonizado una extraordinaria recuperación económica. La tasa de paro es por supuesto aún inaceptable. Pero el gobierno actual heredó una tasa de paro del 24% y un déficit presupuestario de 8,9% del gobierno de Zapatero, que durante siete años fue incapaz de diversificar el modelo de crecimiento de la economía española, no aplicó ninguna reforma estructural y desperdició cuatro años de bonanza (2004-2007). Zapatero heredó en 2004 una economía saneada con una tasa de paro del 9% y un superávit presupuestario. Las cifras que empleo son europeas. Los hechos son tozudos. Esperemos que la sociedad española recuerde quién creó la crisis económica y quién nos ha devuelto a una senda de crecimiento. El 23% de paro tampoco es una cifra completamente real. Desgraciadamente, muchas empresas tienen a empleados sin contrato. El gobierno debería aprobar una amnistía laboral y conceder un plazo de 5 meses a las empresas para dar de alta a todos sus empleados. Después de dicho periodo, se aplicarían multas tanto a empresas como trabajadores sin contrato. El paro se reduciría al 15%.

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