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Columna
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Razón de ser

Ser un analista de la deuda soberana en la eurozona ha pasado a ser mucho más fácil. Es un mundo feliz. Algunos pueden dudar si los ejercicios ocultos de análisis técnico, que dependen de datos y patrones históricos del comportamiento de los mercados, alguna vez merecieron la pena. Pero la historia se ha convertido definitivamente en una tontería ahora que la compra de bonos del Banco Central Europeo ha presionado más y más los rendimientos de referencia hasta pasar incluso el cero. También se acabaron los días de lectura de las runas económicas. Solía hacer falta una habilidad para estudiar minuciosamente todas las salsas y repuntes en la actividad económica y la inflación para averiguar cómo puede afectar la trayectoria futura de la política monetaria, las expectativas de inflación a largo plazo, o conceptos nebulosos como las primas por plazo. Pero no tiene sentido cuando las tasas oficiales de la zona euro están en espera del futuro previsible.

El trabajo de los meteorólogos ha pasado de un análisis racional del mercado de bonos a la aplicación de la lógica pura de la oferta y la demanda. Esto implica simplemente desajustes desiguales entre las compras de bonos del BCE y la cantidad y madurez de la deuda que los gobiernos de la zona euro están emitiendo.

Y hay una cosa más que importa: la especulación política. Mire los rostros, escuche el rumor y haga una conjetura sobre lo que sucede después de la batalla entre Grecia y sus acreedores oficiales. Asumido, las celebridades y los votos son menos importantes que antes de que el BCE dejara claro que apoyará la moneda única, pase lo que pase. Pero la política es aún más relevante que la mayoría de los indicadores económicos tradicionales.

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