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La tasa en 2008 era del 7%, ahora está en el 5,5%

En España se emprende, pero menos que antes de la crisis

Manuel G. Pascual

Mariano Rajoy identificó un mes antes de convertirse en presidente del Gobierno “tres factores clave” para estimular la creación de empleo en España: apretarle el cinturón a las Administraciones, lograr que fluya el crédito y apoyar a los emprendedores. Era noviembre de 2011 y el papel de los nuevos empresarios ya se consideraba estratégico para el futuro del país.

Han pasado cuatro años, una legislatura, y la tasa de actividad emprendedora (TEA, en sus siglas inglesas) es hoy menor que entonces. Así lo revela el Global Entrepreneurship Monitor 2014 (GEM), un trabajo coordinado por el Centro Internacional Santander Emprendimiento y apoyado por el grupo Santander y la Fundación Rafael del Pino. El informe, uno de los más completos sobre esta actividad, se ha presentado esta semana y se realiza en 75 países, que son examinados bajo los mismos parámetros. Estos son algunos de los rasgos más llamativos del perfil actual de los emprendedores.

Lejos de niveles precrisis

Autoempleo en el sector servicios

Los nuevos emprendedores son mayormente hombres (lo fueron seis de cada diez el pasado año), aunque esta diferencia de género se va estrechando poco a poco. La edad media de quienes dan el paso de abrir su propio negocio fue en 2014 de 40 años, uno más que en 2013. Sin embargo, se ha adelantado la edad a la que se empieza a pensar en una idea de negocio que llevar a la práctica (los 37 años).

El perfil mayoritario de estas nuevas empresas es el de micropyme (menos de diez empleados), que hasta la fecha ocupa el 94% del tejido productivo español. De hecho, la mitad de los nuevos negocios son autoempleos, esto es, no cuentan con ningún empleado. Estos prestan servicios principalmente a consumidores locales y carecen de aspiraciones serias para crecer. Asimismo, siete de cada diez nuevas empresas se concentran en el sector servicios, y seis de cada diez no tiene ninguna orientación innovadora. En cuanto a los planes de internacionalizar el negocio, solo tres de cada diez contemplan esa posibilidad para los próximos cuatro años de vida de la pyme.

La percepción social sobre el emprendedurismo no mejora. En la última década, la proporción de ciudadanos que consideran que empezar un negocio propio es una buena opción profesional en España ha pasado del 71,4% en 2005 al 53,9% de 2014.

La primera preocupación de quienes emprenden es la falta de apoyos gubernamentales que reciben a la hora de empezar un negocio, mientras que la segunda es la falta de financiación disponible para poner en marcha los nuevos proyectos. De ahí que la gran mayoría em-plee en ello sus recursos y los de sus conocidos.

Pese a hablarse continuamente de su importancia para la sociedad, los españoles son hoy menos emprendedores que antes de la crisis. En 2008 la proporción de ciudadanos en edad de trabajar (entre los 18 y los 64 años) involucrados en proyectos nuevos o nacientes llegaba al 7%. El año pasado fue del 5,5%, una cifra que mejora ligeramente la de 2003 (5,5%). En EEUU, el TEAllega al 13,8%, mientras que en Portugal este indicador casi duplica al nuestro (10%). En Francia, en cambio, la proporción de emprendedores es ligeramente menor (5,3%).

El saldo está lejos todavía de ser positivo. Durante la última década, por cada 100 empresas que han desaparecido se han creado 85 nuevas. Con todo, según datos del INE, el registro de compañías dadas de alta en la Seguridad Social aumentó en 2014 por primera vez en cuatro años, llegando hasta 1,26 millones.

La necesidad apremia

La crisis ha duplicado la proporción de personas que se lanzan a montar una pyme por necesidad (principalmente por pérdida de empleo), frente a los que lo hacen porque han detectado una buena oportunidad de negocio. Si en 2008 representaban un 14,8% de los emprendedores, en 2014 supusieron un 29,8%. Quienes dicen haber empezado su propia empresa tras haber detectado un nicho de mercado son el 66%.

El nivel de renta importa

La inversión media para montar un negocio en 2008 fue de unos 55.000 euros. En la mayoría de casos se obtiene el capital de los ahorros propios o del entorno más próximo. Por eso el nivel de renta de quienes se aventuran a empezar un proyecto propio es determinante a la hora de decidirse a dar el paso. La tasa de emprendimiento de las personas encuadradas en el tercio superior de renta ha sido más alta durante la última década, a excepción de 2008. En los últimos años, el diferencial entre la actividad emprendedora de los más y los menos adinerados se ha ido agrandando.

Poca formación

Más de la mitad de quienes emprendieron en 2014 (un 51,7%) tenían estudios primarios o secundarios. Los universitarios y posgraduados alcanzaron el 47,6% del total, si bien es verdad que más del 60% de quienes abandonaron su negocio en 2014 no pasaron por la universidad.

La formación específica para emprender también resulta relevante. Más del 40% de los emprendedores aseguraron en 2014 haber tenido educación al respecto, frente al 28% de quienes ya habían logrado consolidar su negocio. Conclusión: los nuevos emprendedores están mejor formados. “La educación para el emprendimiento es fundamental, y conviene empezar a edades tempranas. La gestión de proyectos personales también ayuda al niño a organizarse en su vida diaria”, apuntó Beatriz Álvarez, responsable del área de formación e innovación educativa de la Fundación Trilema, durante la presentación del informe GEM 2014.

Mayor voluntad

El número de emprendedores potenciales (quienes dicen tener pensado abrir un negocio en los próximos dos o tres años) ha caído en el último año. Así lo revela el informe, para cuya elaboración se entrevistó telefónicamente a más de 25.000 personas. El 8% de los preguntados se encuadraron en esa categoría.Este indicador no ha dejado de bajar desde 2012.

Los expertos apuntan, una vez más, a la educación como un factor determinante para revertir esta situación. “El ser humano es, en su esencia, emprendedor”, recordó durante la presentación del documento Rosa Batista, profesora titular de la Universidad de las Palmas de Gran Canaria y coautora del estudio. “Solo hace falta estimular esa faceta”, concluyó.

Fuerza insuficiente

La cantidad de emprendedores que pueblan España no se corresponde con el nivel de desarrollo y de infraestructuras del país. Esa es una de la conclusiones del GEM2014, que sitúa en el 8% la tasa media de emprendedores que tienen los países que comparten las características de España.

Miedo al fracaso

Una importante barrera que frena a muchos emprendedores en ciernes, aunque ha descendido un poco en los últimos años, es el miedo al fracaso. Federico Gutiérrez-Solana, director del Centro Internacional Santander Emprendimiento, tiene claro cómo combatiría esto. “Microsoft no acepta en sus puestos de responsabilidad a ningún profesional que no pueda acreditar al menos dos grandes fracasos durante su carrera. Habría que tomar nota”.

Sobre la firma

Manuel G. Pascual
Es redactor de la sección de Tecnología. Sigue la actualidad de las grandes tecnológicas y las repercusiones de la era digital en la privacidad de los ciudadanos. Antes de incorporarse a EL PAÍS trabajó en Cinco Días y Retina.

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