La UE promete que todos los bancos serán ‘desmontables’
"Queremos que la frase ‘un banco demasiado grande para dejarlo caer’ se convierta en un recuerdo del pasado”, afirmaba Elke König nada más terminar la semana pasada la primera reunión plenaria del Mecanismo Único de Resolución (MUR) bancaria. König, hasta ahora presidenta de la autoridad financiera alemana (Bafin), acaba de asumir la presidencia del MUR, el nuevo organismo europeo encargado de vigilar que las entidades financieras, por muy grandes o complejas que sean, se puedan desarmar y reestructurar sin poner en peligro a todo el sector ni costarle una millonada a los contribuyentes.
La tarea ya ha comenzado y los 120 grandes bancos europeos están preparando su testamento: un plan detallado de las medidas de recuperación y resolución que pondrían en marcha en caso de que su supervivencia corriera peligro.
El equipo de König revisará de aquí a fin de año la viabilidad y fiabilidad de esos planes de emergencia. Y si el de algún banco no les convence, exigirán cambios en la estructura legal y corporativa de la entidad para garantizar que puede gestionar y financiar su propio autorrescate. El objetivo, según König, es que en la banca, como en cualquier otro sector, solo sobrevivan las empresas viables sin necesidad de una garantía tácita del Estado.
Las duras palabras de König, antigua supervisora de la banca alemana, contrastan con la supervivencia en su país de bancos zombis, algunos de los cuales, como WestLB, solo fueron liquidados gracias a la presión de Bruselas. “Vamos a restablecer la economía de mercado en el sector bancario”, promete ahora König tras reunirse por primera vez con su plana mayor del MUR (de la que forma parte el hasta ahora presidente del FROB español, Antonio Carrascosa) y con los representantes de los fondos de resolución nacionales.
El MUR se ha instalado en Bruselas y cuenta, de momento, con poco más de dos docenas de funcionarios, aunque a finales de este año espera llegar a 120 y en 2017, a unos 300. “Un gran cambio en relación con el Bafin, donde contaba con más de 2.000 de empleados”, reconoce König.
Pero esta mujer, que se define como pragmática a la que le gusta salpicar el lenguaje financiero con referencias a su vida familiar, no se arredra ante la escasez de recursos y asegura que no cejará hasta lograr que el MUR marque un antes y un después en la gestión del sector financiero europeo,
La crisis sorprendió a Europa con unos bancos imposibles de desmontar en caso de dificultades. Y para evitar el estropicio de un desplome incontrolado, las autoridades inyectaron entre 2008 y 2012 casi 600.000 millones de euros de los contribuyentes para mantener en pie a las entidades en aprietos.
La primera línea de defensa para que no se repita esa sangría es la directiva sobre reestructuración y resolución de bancos y firmas de inversión (BRRD, por sus siglas en inglés), que entró en vigor el pasado 1 de enero.
Esa norma prevé que los accionistas y bonistas de un banco asuman las pérdidas derivadas de un rescate, hasta una cifra equivalente al 8% del pasivo. Solo en caso de que esa derrama no baste, se podría recurrir al fondo europeo de resolución bancaria (pagado por las propias entidades) y, en ultimísima instancia, al dinero del contribuyente.
“Con este sistema, en la pasada crisis solo se habría rescatado un banco con dinero público”, señaló el viernes, durante una conferencia en Fráncfort, Danièle Nouy, la presidenta del Mecanismo Único de Supervisión (MUS), el otro órgano supranacional creado a raíz de la hecatombe financiera.
El ministro de Economía, Luis de Guindos, que participó en la misma conferencia, también aseguró que “con la directiva BRRD el rescate de la banca española hubiera costado mucho menos” de 60.000 millones de euros. España aún no ha transpuesto esa directiva, pero el Gobierno ya ha aprobado el proyecto de ley y, según Guindos, el trámite legislativo podría concluir antes del verano.
Nouy, francesa, se encargará desde Fráncfort de supervisar a las principales entidades financieras de la eurozona, incluidas casi todas las españolas. Su vigilancia intentará reducir al máximo el número de bancos que deba intervenir el organismo de König.
Guindos considera un acierto haber separado la supervisión de la resolución, porque “la experiencia española muestra que, si están juntas y el supervisor comete un error, se resiste a admitirlo y a iniciar la resolución”.
El ministro español recordó en Fráncfort que la fuga de depósitos en España superó los 200.000 millones de euros en el primer semestre de 2012 Y aun así, había resistencias a la reestructuración. Si la crisis se repite, la decisión podría ser más expeditiva. Y no se tomará en Madrid, sino en Bruselas, con el sello alemán de König.