_
_
_
_
La firma emisora solo permite el uso institucional de las tarjetas corporativas

El uso personal de las ‘black’ viola el contrato con Visa

Reuters
Juande Portillo

El uso personal de las tarjetas de crédito de representación es una línea roja que Visa prohíbe expresamente cruzar “desde siempre” en los contratos que firma con cada entidad financiera a la que presta servicios de medios de pago.

Una premisa que habría sido violada sistemáticamente en el caso de las tarjetas black de Caja Madrid, a las que 82 consejeros y directivos de la entidad cargaron 15,2 millones de euros en gastos sin justificar, con evidente carácter personal en algunos casos, entre 1999 y 2012.

A tenor de los datos que investiga el juez instructor Fernando Andreu, y de las declaraciones de parte de los usuarios imputados afirmando que las podían usar para gastos particulares, Caja Madríd habría incumplido el contrato con Visa al menos desde la presidencia de Miguel Blesa y Bankia durante el mandato de Rodrigo Rato.

“Es un mal uso de la tarjetas”, confirma Carmen Alonso, directora general para España de Visa Europe, quien matiza que la firma exige a las entidades financieras que estipulen por contrato con las empresas usuarias la prohibición del uso de gastos personales.

No incluir esta mención en los contratos es una práctica sancionable, explica Cinzia Pilo, responsable de marketing de tarjetas de consumo y de empresa para el Sur de Europa de Visa, si bien desde la firma aclaran que lo usual en estos casos es conminar a la entidad que incluya esta cláusula en los contratos.

Después de todo, argumentan, Visa se limita a prestar servicio a la entidad financiera y que no controla el detalle de los gastos realizados con estas tarjetas por los usuarios finales.

Las multas previstas por Visa son para grandes perjuicios en el sistema de medios de pago y Visa Europe no tiene previsto multar a Bankia por un caso que está sujeto a un proceso judicial.

Más información

Archivado En

_
_