Syriza se diluye ante Bruselas
La aprobación por parte del Eurogrupo del plan de reformas económicas del Gobierno griego –condición exigida para prorrogar el rescate– se dejó sentir ayer con alzas en los mercados. El programa del ministro de Finanzas, Yanis Varufakis, que ha sido validado a regañadientes por la troika (CE, BCE y FMI), sigue a grandes rasgos las directrices marcadas por esta. El plan supone la derrota del pulso mantenido hasta ahora por Syriza, dado que incluye la renuncia a dos de las grandes promesas electorales del Ejecutivo de Alexis Tsipras: aumentar de inmediato el salario mínimo y paralizar todos los desahucios. Atenas, sin embargo, no subirá el IVA ni rebajará de nuevo las pensiones y mantendrá parte de su programa social. El presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, reiteró ayer que “el rescate no ha fallado”, pero que ha llegado el momento de que el Ejecutivo heleno “le imprima su sello político”. Los ministros de Economía de la zona euro han optado así por conceder a Atenas cierta flexibilidad y tratar de aunar dos objetivos: obligar a Grecia a adoptar una política económica que respete las grandes líneas el rescate y permitir al Gobierno de Tsipras mantener solo parte de su discurso ante la ciudadanía griega. Ahora solo resta comprobar y –vigilar de cerca– si ambos propósitos son reconciliables.