Caray, qué buen restaurante
Al frente del proyecto el propietario de La Montería Entre los platos, lentejas con curry y foie
En una de las zonas gastronómicas más calientes de Madrid, a un paso de la calle Serrano y del imbatible Ten con Ten (convertido en un fenómeno por la fidelidad de su clientela), llega Caray. Un restaurante que en apenas unos meses se ha convertido en uno de los lugares de moda, en esta ocasión, por la alta cocina que ofrece.
La decoración del local, de unos 200 metros cuadrados, viene firmada por el interiorista Lorenzo Castillo, que ha conseguido un ambiente sofisticado y cosmopolita, al que contribuyen una impresionante barra oval en malaquita rusa, unas mesas en roble macizo, una estudiada iluminación, mármoles, terciopelos, cuero, tonos oro, negro y verde esmeralda, grabados del siglo XVII del duque de Hamilton y fotos de España de los años 20 y el mapa de Madrid.
Al frente de este proyecto se encuentran el empresario y campeón de pádel, Alberto Rodríguez Piñón, así como Miguel Ángel Román, cocinero y propietario de la Montería (en Retiro), que cuenta en este proyecto con el apoyo en lo fogones de su hijo, Adrián Román;y el solvente sumiller, Valerio Carrera, que ha elaborado una carta con más de 200 referencias de todo el mundo.
¿Qué se come en Caray? Cocina de toda la vida, actualizada según los cánones actuales. Así, por ejemplo, las lentejas se presentan aquí con curry y foie, las croquetas son de ortiguillas y la cecina de ciervo con pesto de cherry. De entrantes se puede optar por un delicado huevo poché con trufa de la zona de Abruzzo (Italia) , unas lascas de mango y foie, un milhojas de remolacha, queso y anchoas, unas delicadas gambas gabardina invertidas (se come todo) o un pulpo en tempura con puré de boniato. Se sigue con un jugoso atún rojo con brotes, soja y salmorejo; un rape con arroz y zamburiñas, un lomo de vaca mayor o un sorprendente tartar de ciervo con tres mostazas.
El cierre lo ponen unos postres sencillos pero bien ejecutados o un carro de quesos, con un surtido de distintas procedencias, como Embrujo de la Sierra, un majorero canario o algún bocado de los vallisoletanos Cantagrullas. Dominan la fritura hasta en el buñuelo de chocolate. Imprescindible. Precio: 60 euros.
Caray. Hermosilla, 2. Madrid. Tel. 914 85 78 01.