El camino marcado por Chipre
Los controles de capitales son una opción conflictiva para Grecia. Esta política radical hizo menos daño del esperado durante la crisis bancaria de Chipre y daría tiempo a Atenas y sus acreedores internacionales. El problema es que la posición de Grecia es más débil, y la política más tóxica. Un enfoque al estilo chipriota podría ser un plan B si el primer ministro, Alexis Tsipras, no logra un acuerdo sobre el rescate en las próximas semanas.
Como recordatorio, Chipre impuso restricciones a los retiros bancarios y a sacar el dinero del país en 2013. La idea era detener la fuga de capitales tras la reestructuración de su sistema financiero. En ese momento, tales medidas se consideraron sinónimo de la salida del euro. Chipre comenzó a aliviar las restricciones después de poco más de un año y se mantiene en la moneda única. Esa experiencia puede inspirar confianza en que Grecia podría salir de los controles de capitales bastante rápido también.
Los acreedores de Grecia podrían sentir que las restricciones en el flujo de dinero llevarían al país a aceptar sus términos, a la vez que se ganaría tiempo para algún tipo de acuerdo. Puede haber también algunos beneficios importantes para Atenas: podría gravar los flujos transfronterizos, aumentando así los ingresos.
Los controles de capitales aún pueden ser una alternativa preferible a la retirada inmediata del euro
Sin embargo, Chipre es un modelo engañoso. Las medidas se impusieron al inicio de un plan de rescate acordado: las condiciones para la estabilidad financiera ya estaban fijadas. En Grecia, habrían llegado en un momento de discordia con los prestamistas y de incertidumbre. La inversión y el turismo pueden verse muy afectados. Por otra parte, la indignación de los griegos después de años de austeridad podría exacerbarse y la población podía pasar a exigir una salida del euro.
Los controles de capital aún pueden ser una alternativa preferible a la retirada inmediata del euro. Tsipras tendría, sin embargo, que explicar a sus votantes cómo, después de haber prometido esperanza, habría generado más dolor. Si quiere que Grecia permanezca en el euro, los retos de los controles de capital pueden darle más razones para el compromiso.