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Tribuna
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La tecnología también desfila en las pasarelas

Madrid ha vuelto a situarse como centro mundial de la moda celebrando una nueva edición de la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid. Un evento que representa un sector relevante de la economía española –el 2,7% del PIB nacional está relacionado con la moda– y que durante sus 30 años de vida ha ofrecido un reflejo claro de los cambios de la sociedad.

La moda no ha sido ajena al avance tecnológico. Además de la natural incorporación de nuevos tejidos, pronto se amplió el espectro a todo tipo de complementos, buscando siempre la última tendencia en hábitos de uso de cara a la comercialización de sus productos. Asimismo, los productos tecnológicos pronto aprendieron la importancia de ser atractivos al gran público, incorporando importantes equipos de diseño y potenciando su asociación con marcas consolidadas para dotarlos de exclusividad, diseño y lujo.

Los patrones de comportamiento y consumo de los clientes están evolucionando hacia experiencias más digitales y personalizadas a su estilo de vida, por lo que la fusión de tecnología y moda es más importante que nunca. De esta manera, se abren nuevas fronteras para la personalización centrada en el individuo, lo que crea un gran número de canales digitales que llegan a todos los aspectos de la vida.

Los llamados wearables (dispositivos tecnológicos integrados en ropa y complementos) comienzan a ser una realidad. Según estudios de Accenture Strategy, como el reciente Technology Vision 2015, un 13% de los consumidores se plantea la compra de uno de ellos durante el próximo año. Puede parecer poco a corto plazo, pero las predicciones hablan de 200 millones de dispositivos vestibles en 2020.

Los dispositivos wearable están de moda y ya empezamos a asistir también a la aparición de nuevos productos inteligentes, como los hearables (para oír) o los nearables (sensores de cercanía). Por ejemplo, Starwood Hotels and Resorts ha presentado unas puertas virtuales que se pueden abrir con un smartphone. De este modo, los smartphones y los dispositivos wearables podrían interactuar con un gran número de sensores que, permaneciendo invisibles para los usuarios, resolverían problemas importantes. Llevar un reloj de última generación que nos avise de las llamadas entrantes, nos informe de la distancia caminada o nos permita pagar el billete de autobús con un gesto de muñeca es una propuesta muy atractiva para una nueva generación de consumidores. Pero ojo, dichos consumidores no solo buscarán funcionalidad y tecnología; solo aquellos productos que complementen su propuesta de valor con diseño y elegancia tendrán oportunidades para el éxito.

El sector moda comienza a realizar sus primeros movimientos y empresas líderes, como Swarovski, han presentado recientemente sus primeros complementos con tecnología incorporada, destacando una colección de accesorios con los que se pueden conocer los patrones de sueño de un usuario, medir las distancias recorridas o las calorías quemadas. Ralph Lauren y otras marcas de moda se están posicionando con nuevas líneas de ropa inteligente con sensores capaces de recoger información biológica y sicológica de un deportista para analizar su rendimiento.

Adicionalmente, las empresas tecnológicas también ansían posicionarse en el nuevo mercado de los vestibles y grandes jugadores como Apple ya han incorporado a ejecutivos de primera línea –ex-CEO de Burberry incluido– para potenciar su futuro reloj inteligente, creando diferentes gamas de producto que, dependiendo de la esfera y correa seleccionada, podría multiplicar por diez el precio del reloj original. Google y sus gafas inteligentes tampoco quieren quedarse atrás y ya cuentan con acuerdos con empresas como Luxottica, Ray-Ban y Oakley para comercializar su producto.

La fusión de moda y tecnología ya es una realidad. España cuenta con una gran posición de partida por lo que existen oportunidades reales para volver a ser un actor principal en el desarrollo de este tipo de tendencias. Las organizaciones que aprovechen el potencial transformador del diseño de servicios en la era digital disfrutarán de excelentes oportunidades para ampliar su base de clientes y aumentar sus niveles de fidelidad. La clave para el éxito pasa por encontrar el punto de encuentro entre las estrategias de negocio y tecnología. ¿Wearables en las pasarelas de moda, tejidos inteligentes en los escaparates? El futuro está preparado para desfilar.

Alberto Zamora es managing director’ de Accenture Strategy.

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