Más capital, menos dividendo
Los tiempos de la banca aburrida se abren camino definitivamente. Los días en los que con un capital del 5% se proporcionaban retornos del 25% se han terminado, y todo indica que poco a poco se vuelve a una gestión bancaria que torna el orden de los números: rentabilidades del 5% con capital del 25%, como a principios del siglo XX. La directora del servicio de supervisión del BCE, Danièle Nouy, advirtió ayer que la banca debe ser muy prudente en la distribución de dividendos a sus socios, incluso para las entidades que hayan llegado ya al 100% del capital exigible en 2019 por Basilea III. La banca deberá vivir siempre como si a la vuelta de la esquina se fuese a desatar una severa crisis, en estado de permanente alarma financiera.
Desde luego que una banca bien capitalizada es la mejor garantía para la concesión de crédito sin riesgo de incurrir en pérdidas en caso de impagados. Pero una presión demasiado fuerte para recapitalizar continuamente también puede desincentivar la actividad crediticia, como ya ha pasado en los últimos años, en los que además de capital en grado suficiente se han pedido provisiones concretas sobre activos de dudosa calidad. La banca española se ha aplicado en el realineamiento bajista de los dividendos de los últimos años, ahora hace falta que se consolide la recuperación del crédito.