Nunca es tarde para ahorrar
Desde el primer día de trabajo hay que pensar en la jubilación. Esa es la recomendación generalizada de los expertos que no se cansan de explicarnos que cuanto antes empezamos a hacer hucha, mejor complemento a nuestra pensión tendremos cuando llegue la hora de la jubilación, con lo que nos costará menos alcanzar una buena cantidad.
Sin embargo, la mayoría de los españoles empiezan a guardar solo cuando ven cerca su retiro. Si ese es su caso no está todo perdido. Veamos qué se puede hacer si ha llegado a los 50 o 55 años sin haber sido previsor.
Lo primero a partir de ahora es disciplina y, obviamente, hacer un esfuerzo para ahorrar más. Dependiendo de su edad ese esfuerzo deberá ser más o menos exigente. Si está en el entorno de los 50 años, tendrá que ser un 20% mayor que unos diez años antes, o incluso más si le quedan menos años para la jubilación. Ese 'sacrificio' le permitirá invertir hasta 8.500 euros, la aportación máxima, en un plan de pensiones, cantidad que podrá deducirse también de la base imposible de su declaración de la renta anual, una de las grandes ventajas de estos productos.
No olvide tampoco que existe total flexibilidad para realizar aportaciones extraordinarias -hasta llegar al mencionado tope- y aunque tenga estipulada una cantidad mensual, por ejemplo, siempre puede realizar ingresos suplementarios si para final de año le han 'sobrado' algunos euros.
Pero lo ideal sería que tuviera más dinero disponible y así podría conjugar su ahorro en planes de pensiones con otros productos como los vinculados a seguros o fondos de inversión. Sus condiciones fiscales no son tan atractivas como las de los planes pero la rentabilidad sí puede ser interesante. Consiste en sumar el máximo de rendimientos posibles y para ello no deje de sopesar invertir en un Plan de Individual de Ahorro Sistemático (PIAS), por ejemplo, u otro seguro de renta vitalicia.
No obstante hay que ser precavido. Si jugar con nuestro dinero siempre conlleva un riesgo, este es mayor si tenemos que contemplar también el factor tiempo. No es lo mismo tener un traspié en la rentabilidad de nuestro ahorro cuando somos jóvenes y aún nos quedan décadas para acceder al dinero guardado, que cosechar pérdidas cuando nuestro horizonte de jubilación está mucho más cercano.
Así desde BBVA creen que si se encuentra en el entorno de los 50 años y aún le quedan 17 años para jubilarse, puede contratar productos de riesgo medio o incluso moderadamente elevado, como un plan mixto de renta fija o variable que le permita hacer crecer su capital. Si, por el contrario, le faltan dos o tres años para jubilarse, lo lógico es mantener un perfil de riesgo muy conservador que no ponga en riesgo nuestro capital en el corto y medio plazo.
Otra opción si se ha empezado a ahorrar tarde es retrasar el momento de cobrar el plan con el objetivo de acumular mejores rendimientos. Recuerde que pese a estar jubilado puede seguir haciendo aportaciones.