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Tribuna
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¿Y si en España hubiese gas natural?

Quitando algún avance estratosférico y llamativo, rara vez las noticias sobre ciencia ocupan un lugar destacado en las páginas de los periódicos. Quizá por ello haya pasado desapercibido el reciente informe del Consejo Asesor de las Academias de Ciencias Europeas (EASAC) que asegura que “no existen bases científicas o técnicas para prohibir la técnica de la fracturación hidráulica” o fracking. Las conclusiones de este organismo independiente que agrupa a las Academias de las Ciencias de los países miembros son capitales para España, que cuenta con importantes recursos potenciales de gas natural no convencional que se podrían desarrollar usando esta técnica.

En 2013, la consultora especializada Gessal realizó el que se considera el estudio más completo sobre el potencial español. Con unos recursos prospectivos estimados a 2.500 BCMs de los que el 80% corresponderían a shale gas –equivalente a 70 años del consumo de gas a ritmos actuales– España emerge en el mapa europeo como un país con un potencial considerable, teniendo en cuenta que hoy importamos casi el 100% del gas natural que consumimos.

¿Qué ocurriría si pudiéramos producir esos recursos (o una parte)? Para saberlo, lo primero es confirmar que los tenemos y que la producción es viable. Y para eso, la única vía posible es la exploración. Esta es una fase que requiere paciencia puesto que dura entre 2 y 5 años. También necesita inversiones (privadas) nada desdeñables, que los operadores destinan únicamente a conocer, sin garantía de éxito, ni de recuperar la inversión inicial.

Por otro lado, es irreal esperar que los primeros pozos exploratorios den resultados inmediatamente. Las formaciones geológicas de cada país, de cada región, de cada parcela de terreno varían. Y si bien el gas no convencional tiene como característica que es más abundante y se encuentra mucho más extendido que el gas convencional, su producción comercial resulta más compleja. Pocos se acuerdan ya, visto el espectacular “boom” que se ha producido en Estados Unidos, que pasaron unos seis años hasta que se consiguió producir comercialmente en la formación geológica Eagle Ford Shale, por ejemplo. Pero, cuando se produjo, su impacto económico ha sido espectacular. ¿Ocurrirá esto aquí? Lógicamente, España y Estados Unidos no son países homologables, ni en tamaño, ni en legislación, ni en tradición, ni en potencia económica. Pero hoy contamos con algunos indicadores interesantes. Según las conclusiones del informe de Deloitte Impacto del desarrollo de la actividad de exploración y producción de hidrocarburos sobre la economía española, de marzo de 2014, la exploración y producción de gas y petróleo en España podría crear hasta 260.000 puestos de trabajo directos e indirectos y aportar hasta 44.000 millones de euros a nuestro PIB (un 4,3%). Es decir, ingresos similares a los que obtenemos gracias a los millones de turistas que nos visitan cada año.

La industria cuenta hoy con la tecnología, el conocimiento y la experiencia necesarios para afrontar los desafíos técnicos y geológicos propios de los proyectos de exploración de hidrocarburos no convencionales. Desde Diciembre de 2013, además, sabemos que cualquier proyecto que requiera la utilización de la fracturación hidráulica, incluso en fase de exploración, tendrá que pasar la criba del Estudio de Impacto Ambiental completo. Algo que, por cierto, no ocurre en otros países europeos. La industria afronta estos requerimientos como la manera más contundente de demostrar su compromiso y capacidad de desarrollar los proyectos de manera sostenible tanto para el medio ambiente como para las personas. De cara a los próximos meses, la claridad, voluntad y estabilidad regulatorias serán decisivas para determinar el éxito de los proyectos. En otras palabras, convertir las estimaciones en respuestas depende de la industria pero también de las Administraciones y de los principales actores sociales, incluyendo las comunidades locales. En este sentido, Shale Gas España ha hecho público su deseo de trabajar con el Gobierno y las comunidades locales para que los municipios y residentes cercanos a los proyectos se sientan beneficiados por los proyectos de shale gas. Si realmente confirmamos que tenemos ese potencial de gas que creemos, podríamos generar una fuente de riqueza importante para nuestro país y un foco de atracción para otras industrias. Si queremos que esto sea una realidad, tenemos que empezar a explorar para definir el potencial de nuestros recursos. No hay tiempo que perder.

David Alameda es Director General. Shale Gas España

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