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Jubilación activa

Sí, hay vida laboral después de los 65

En el sector privado nada obliga a jubilarse a un trabajador si se cumplen unas condiciones Es posible combinar pensión y trabajos puntuales cuando no se supere el salario mínimo anual

Thinkstock

España cuenta a estas alturas con 5,6 millones de personas jubiladas cuya pensión media ha pasado de los 979 euros al mes, a finales de 2013, hasta los 1.006 euros al 31 de octubre de este año, según datos del Ministerio de Empleo y Seguridad Social.

Sin embargo, un cada vez más nutrido grupo de mayores opta por continuar con su vida laboral más allá de la edad de jubilación e incluso retomarla una vez pasado el umbral de la tercera edad.

Desde el año 2012 la normativa recoge la fórmula de la jubilación activa para aquellas personas que aún quieran y sientan la necesidad de trabajar. Y es que, dentro del sector privado, no hay ninguna ley que obligue a nadie a retirarse del mercado laboral, siempre y cuando se cumplan unas condiciones para ello. Eso sí, olvídese de cobrar el 100% de su pensión y un sueldo íntegro puesto que no le será permitido.

En general, es posible continuar con una actividad por cuenta propia siempre y cuando se trate de trabajos puntuales y no se supere el SMI (salario mínimo interprofesional) en su cómputo anual (9.034 euros). Igualmente, podrán trabajar aquellos profesionales liberados que estén colegiados y continúen aportando a alguna mutualidad en sustitución de la Seguridad Social (abogados, médicos…) o profesores universitarios eméritos y licenciados sanitarios activos en el sector público.

Continuar a jornada completa una vez pasados los 65 años de edad tiene premio. A partir de entonces se aumenta la futura pensión en un 2% por cada año que se prolongue la actividad, pero nunca se pasará de la pensión máxima estipulada. En este caso se agrupan, por regla general, los profesionales más cualificados cuya actividad no depende de una condición física.

La siguiente fórmula a tener en cuenta es la jubilación parcial. Se trata de reducir la jornada laboral -y por ende el salario- entre un 25% y un 50% para poder cobrar la pensión en la proporción reducida. Quienes ya han pasado al banquillo y deciden retomar la actividad, la jubilación flexible contempla su regreso en las mismas proporciones de tiempo activo, reduciendo también el importe de la prestación.

José María Llorente, asesor senior y colaborador de Secot (voluntariado senior de asesoramiento empresarial), afirma que estas opciones “no son tenidas en cuenta por la mayoría de trabajadores mayores”. “El actual sistema está hecho para que las personas de 65 años no trabajen y debería ser más abierto”, considera.

Llorente recalca: “La jubilación es un derecho y una obligación que te han quitado del salario. Debemos poder hacer lo que queramos con ella”. Entre las personas mayores existe la creencia de que el sistema quiere hacerles a un lado, “ya que el trabajo es un bien escaso”. Sin embargo, numerosos estudios confirman las bondades de continuar en activo y sentirse útil.

A pesar de todo, aún es más normal en España optar por un retiro adelantado o prejubilación, siempre que sea posible, que prolongar la vida laboral más allá de los 65 años. Sin embargo son más de 135.000 personas mayores de 64 años las que continúan afiliadas a la Seguridad Social, según los últimos datos al 31 de octubre pasado, y hay que destacar que esta cifra ha sufrido un ligero aumento con los años.

Hay otro factor a tener en cuenta, dadas las restricciones impuestas al cobro de las pensiones. Existe una tendencia en auge que impera entre los mayores cuando la necesidad aprieta: cada vez es más normal encontrar trabajadores a la sombra realizando actividades y cobrando en negro además de su pensión.

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