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Columna
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Un refugio con terremotos

El precio del oro sube, pero la tendencia a la baja de los últimos tres años está lejos de terminar. El metal amarillo parece atractivo cuando la caída de los precios del petróleo y un alza del dólar están desestabilizando las economías emergentes y los mercados de valores mundiales. El pequeño repunte podría ir un poco más lejos, pero es poco probable que sobreviva a los cambios tectónicos que traerán las alzas en los tipos de Estados Unidos.

Hasta el momento, la tendencia alcista es modesta. En 1.222 dólares la onza en la mañana de ayer, el precio sube solo un 4% desde los mínimos de noviembre, y es un 2% más que hace un año. Las esperanzas especulativas explican parte de la subida.

Los renovados temores sobre el futuro de la zona euro pueden ser el cebo para los especuladores. La posibilidad de que el Banco Central Europeo ponga en marcha medidas de estímulo que serían perjudiciales para el euro, podría ser algo bueno para el oro. Además, la inestabilidad monetaria es un apoyo. A medida que las divisas de los mercados emergentes y los activos caen, algunos inversores buscarán refugio en el metal amarillo.

Algo más sólido también ha ayudado: las compras continuadas de los bancos centrales. Las 55 toneladas de Rusia en el tercer trimestre representaron más de la mitad de las compras de oro de los bancos centrales globales en ese período. Pero con el rublo y las reservas de divisas de Rusia a la baja, no es probable que el apoyo de esta fuente dure. Eso podría traer una disminución de la demanda global del banco central para el oro en 2015.

El avance del dólar y las caídas del petróleo que están socavando los mercados globales reflejan un repunte ahora los tipos de interés de mercado en Estados Unidos y unos futuros aumentos en los oficiales. Estos incrementarán el coste de oportunidad de las tenencias de oro, que volverá a ser una víctima particularmente débil.

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