El violín come fuera de casa.
A Paganini le molestaba que siempre que lo invitaban a comer le advertían que no olvidase su violín, para amenizar la sobremesa. Hasta que decidió contestar: “Mi violín no come más fuera de casa”.
El violinista italiano Paganini fue el virtuoso más famoso de la historia, principalmente por su magnetismo personal que alimentó todo tipo de mitos referidos a su asombrosa técnica y a la inaudita pureza de su sonido. Tenía tal dominio del instrumento que se corrió la voz de que su destreza se debía a que había hecho un pacto con el diablo.
Indudablemente, Paganini, con fama de tacaño y muy interesado por el dinero, se cuidó mucho de alimentar el mismo esta leyenda. Según contaba, su propia madre, cuando contaba con apenas cinco años, soñó que el mismísimo diablo le profetizó que él iba a ser un violinista de fama mundial. Con todo ello, su leyenda le sobrevivió a su muerte ya que su cadáver tardó 36 años en ser enterrado [1].
Pero su fama también reflejaba admiración, porque hacía gala de tal dominio del violín que lograba, por ejemplo, tocar con aparente facilidad dobles o triples cuerdas, entonar melodías en una tesitura altísima, inventar nuevo golpes de arco o el famoso pizzicato de la mano izquierda y hacer arpegios, trinos y escalas a una velocidad inigualable.
Paganini tuvo una enorme influencia en la asunción del virtuosismo instrumental como elemento artístico en la música [2]. Los descubrimientos técnicos de Paganini lo erigen en una figura central en la historia del violín. Lo es en tal alto grado que las escuelas nacionales que no asumieron sus aportaciones declinaron tan rápidamente que pocos años después de la muerte de Paganini estaban prácticamente estancadas. Tal fue el caso de la escuela alemana que, por influencia de Spohr, retardó el progreso de la interpretación del violín.
Por el contrario, la escuela húngara encarnada en la figura de Ernst [3], considerado como el mejor violinista de su tiempo y sucesor de Paganini, se rindió a sus avances, mientras que la tradición franco-belga (establecida por Viotti) resultó muy influida a través de violinistas como De Berrito y Vieuxtemps.
Esta concepción virtuosística, y casi circense, de la música, fue también desarrollada por Liszt en sus inicios como interprete y compositor, que fascinado por la técnica de Paganini, desarrolló un correlato pianístico inspirado en lo que había hecho Paganini con el violín.
Paganini escribió unas treinta obras para violín y orquesta de las que sólo seis son conciertos propiamente dichos. Estos fueron escritos para su propio uso como solista, motivo principal de que no se publicasen en vida del autor.
Compuso su Concierto para violín n º 2 en si menor en 1826. De los tres movimientos, el último (Rondo a la campanella) da nombre a todo el concierto. Dada su maestría, suele interpretarse como una pieza separada, al margen del resto de movimiento del concierto. Este movimiento recibe su nombre por el hecho de que un toque de campanillas antepone a cada repetición del estribillo del rondó. A su vez, el violín, con notas en armónicos, intenta imitar el sonido de la campana.
La parte del solista está llena de innovaciones y artilugios técnicos. Su calidad musical no está lejos de los logros en el plano virtuosístico. Sin embargo la parte orquestal no es para impresionar a nadie y resulta muchas veces muy simple. La orquesta cumple, no obstante, su objetivo, que no es otro que el no hacer sombra al solista que es donde está todo el interés de la pieza. Pero un violín, no es una campana [4].
La imitación como un intento de crear una realidad alternativa.
Una semana más los datos estadísticos muestran un realidad que luego, llevado a lo micro, no parece coincidir. El virtuosismo y la pirotecnia estadística nos muestra una economía americana creciendo al 2,4% interanual (3,9% trimestral anualizado) y una racha de creación de empleo por encima de los 200.000 empleos/mes no vista en 15 años, pero el partido que controla la Casa Blanca ha registrado una fuerte derrota electoral y, para colmo, las venta del periodo de mayor demanda comercial, la famosa temporada de “Black Friday” acaba con resultados decepcionantes [5].
Descargar 2014 Black Friday statistics
Algo parecido ocurre en el Reino Unido donde las buenas noticias económicas no se traducen en mejoras electorales del partido en el gobierno y la manera en la que se expresan los electores no se diferencian en nada de las que podría realizar cualquier votante español o, si se me apura, griego. Parece extraño que un país cuyas estadísticas nos indican un casi pleno empleo (la tasa de paro está por debajo del 6%), el control de la inmigración se haya convertido en un tema prioritario para los votantes británicos, por delante de temas tan candentes (aunque evidentemente relacionados) como la sanidad o los impuestos. El UKIP de Nigel Farage ha convertido este tema en su bandera electoral y está marcando la pauta política tanto a los conservadores como a los laboristas.
Cito estos dos países puesto que parecen ser el modelo donde se mira Draghi a la hora de hablar de la necesidad de ampliar el balance del BCE. Japón, donde no se pude presumir ni siquiera de pirotecnia estadística, ha salido del mapa de los adictos a la liquidez como solución a todos los males.
De todas maneras, su situación dentro del Consejo de Gobierno del BCE no parece lo sólida que se suponía tras la reunión de noviembre. Según se desprende de un artículo del periódico alemán “Die Welt” los contrarios a un QE (liderados por Weidmann, presidente del Bundesbank) parece ganar adeptos y uno muy especial: Benoît Coeuré (presidente del Banco de Francia). La decepción del mercado del pasado jueves es realmente una decepción con respecto a Draghi y su poder de convocatoria. La opción, como suelo llamar, a lo “Kuroda” (Presidente del Banco de Japón) que consiste en sacar a delante una medida con el mínimo apoyo es muy arriesgada dada la idiosincrasia del Consejo de Gobierno del BCE.
Ahora viene bien contar una anécdota.
Cuentan que en una ocasión Paganini actuaba ante un auditorio repleto de admiradores. Su intervención estaba siendo soberbia. De pronto, una de las cuerdas del violín de Paganini se rompió. El director se detuvo, la orquesta paró, el público esperó lo peor. Pero Paganini continuó tocando con las cuerdas restantes. El director y la orquesta, admirados volvieron a tocar.
Todos pensaron que Paganini era un artista excelente.
Al poco rato, otro sonido extraño volvió a interrumpir la quietud de la audiencia. Otra cuerda del violín de Paganini volvió a romperse. El director se volvió a parar. La orquesta también. Pero Paganini siguió tocando como si nada hubiera ocurrido. El director y la orquesta absolutamente impresionados retomaron la partitura.
Paganini se había convertido en un artista sobrenatural.
Pero aún faltaba lo mejor. Una tercera cuerda del violín de Paganini se rompió (aquí hay que recordar que el violín solo tiene cuatro cuerdas). Esta vez no podría salir todo tan bien. Era imposible continuar. El teatro entero, el director y la orquesta dejaron de respirar. Pero Paganini prosiguió. Como un perfecto acróbata musical, continuó tocando con la única cuerda que le quedaba de aquel desvencijado violín.
Paganini se había convertido en un mito [6].
¿Podrá imitar Draghi a su compatriota?
NOTAS:
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Tras morir en Niza el 27 de mayo de 1840 su cuerpo fue embalsamado y permaneció durante dos meses en la funeraria. Luego, estuvo otro año en el sótano de la casa de su hijo Achille. Pasado ese tiempo, el féretro fue llevado al lazareto de Villefranche. Pero ni allí alcanzó reposo eterno. Su cadáver pasó de un cementerio a otro hasta que, en 1876, el obispo de Parma autorizó, por fin, que fuera enterrado en un cementerio.
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Según el eminente profesor y crítico italiano Renato Di Benedetto "El virtuosismo de Paganini se consideraba trascendental: se lo consideraba capaz de lanzarse contra la materia sonora con un chorro tal de violencia fantástica que llegaba a trascender sus límites, o mejor aún, a romper los nexos formalizadores y llegar al corazón que -según la genuina concepción romántica- latía al unísono con el alma del mundo; es decir, como expresión de una potencia demiúrgica."
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A la edad de nueve años comienza sus estudios de violín. Ernst fue un niño prodigio, educado en el conservatorio de Viena, donde estudió violín con Joseph Böhm y composición bajo la tutela de Ignaz von Seyfried. En 1828, Ernst oyó tocar a Paganini y se convirtió en un admirador de su estilo extravagante y virtuoso. Motivado a viajar, deja el conservatorio, en el cual es sancionado. Ernst reta a Paganini, tocando su “Nel cor pìu non mi sento” con una precisión que impactó tanto a la audiencia como al mismo Paganini.
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Para colmo ni siquiera eso, ya que en la grabación que he puesto, la campana es sustituida por un xilófono.
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Para aquellos que piensen que solo obedece a un cambio de los hábitos de compras, en concreto hacia compras a través de internet, he de decir que éstas están también incluidas en las estadísticas y con mayor profusión de datos dado que su control es mucho mayor. Lo único novedoso es el llamado “Cyber Monday” pero solo representan alrededor de 1.800 Mill$ y se han incrementado en tan solo unos 150 Mill.$ frente a los 7.000 Mill.$ de caída de las ventas totales este año.
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Hay una anécdota curiosa con respecto a este acontecimiento: salía Paganini de una fiesta que se había dado en su honor y llovía a cántaros, tomo un coche para ir a su hotel. Al final del trayecto le cobró cinco florines, “¡cinco Florines!” replicó escandalizado el artista, “¿cinco florines por una carrera que escasamente vale uno?” “Señor Paganini, le respondió el cochero, usted gana mil tocando una sola cuerda” “Sí, contestó Paganini, el día que usted lleve su coche sobre una sola rueda también podrá pedir lo que se le antoje”.