Apuros en el "Plan Draghi".
Tras la reunión de ayer, el BCE mantiene la actual política monetaria y confirma que reexaminaría los logros alcanzados por la misma a principios del próximo año así como también analizaría el futuro escenario de precios. Draghi comentaba también que el BCE había avanzado en las preparaciones técnicas para la toma de nuevas medidas no convencionales.
Desde el punto de vista de las nuevas previsiones macroeconómicas apuntar el recorte en 4 décimas para la estimación de IPC de 2015 que quedaría ahora en el 0,7% mientras que para el 2016 se situaría en el 1,3% (un recorte de una décima con respecto a las últimas previsiones de septiembre).
En relación al PIB se ajustaba el crecimiento en 6 décimas a la baja para quedar ahora en el 1% en el 2015 mientras que para el 2016 la tasa estimada de expansión se corregía del 1,9% al 1,5%.
El dato de precio del petróleo que se tomó para hacer las previsiones era de 85,6 $/barril en 2015 y 88,5 $/barril para el 2016 frente, respectivamente, a los 105,3 $/barril y 102,7 $/barril de las previsiones de septiembre. Con relación a esto último apuntaba que habría que valorar más ampliamente el impacto de la reciente caída del petróleo, tras la reunión del OPEP el pasado 27 de noviembre, ya que no estaba incorporada en las previsiones.
Volviendo de nuevo al comunicado apuntar la referencia más o menos velada sobre el interés por depreciar al EUR. Dado que es conocido que no se puede abordar este asunto de una forma directa se emplean subterfugios para decir lo que es una clara y manifiesta política de EUR débil. Esta es nuestra interpretación de las líneas en el comunicado que dicen textualmente: “...hay diferencias crecientes y significativas en los ciclos monetarios entre las mayores economías avanzadas”.
La reacción del mercado fue de una apreciación del EUR desde 1,2310 USD/EUR hasta puntualmente 1,2435 USD/EUR. Los inversores contaban que las nuevas medidas no convencionales no llegarían en esta reunión, pero de algún modo interpretaban que el recurso verbal de Draghi pudiera ofrecer una nueva “vuelta de tuerca” y de algún modo preanunciar de una forma más patente la adopción de un QE.
No obstante, el mercado tuvo un importante logro y que fue la gran innovación en la rueda de prensa: el cambio en el lenguaje sobre la expansión del balance del BCE. En concreto se habla que el aumento a niveles de principios del 2012 es una "intención" del Consejo de Gobierno, en lugar de limitarse a decir que era una "expectativa" (como en las declaraciones de la rueda de prensa de noviembre). Todo muy calculado.
En cualquier caso el Presidente parece tener problemas cada vez más dentro de la institución y, por mucho que su espíritu de dirección impere, tiene que alcanzar todavía ciertos consensos.
El “bando alemán” parece haber ganado adeptos en las últimas semanas (se habla incluso de alguien tan importante como Benoît Coeuré, presidente del Banco de Francia) poniendo en un aprieto el plan que había diseñado el italiano el pasado verano. En el fondo, la decepción del mercado es una decepción en la figura del presidente Draghi y su poder para “domesticar” al Bundesbank.
Dragui cree contar con que el IPC de la Eurozona se acerque cada vez más a cero para presionar a los alemanes y obligarles a elegir entre dos temas que parecen contrapuestos. Por un lado el mandato de lograr una inflación por debajo del 2,0% pero cercana al 2,0% y por el otro, el compromiso del BCE (recogido en su creación, en el tratado de Maastricht y refrendado por el tribunal Constitucional alemán) de no financiar a los Estados (la comprar deuda soberana es interpretado como ello).
Queda la opción a lo “Kuroda” (Presidente del Banco de Japón, que sacó adelante su medida de expansión del balance del banco, con un escaso margen de 5 a 4 votos) pero dada la idiosincrasia del BCE parece menos efectiva. Todo pasa por esperar algo más de tiempo.
El “virtuosismo vocal” de Draghi tendrá que ser puesto de nuevo a prueba en la siguiente reunión.