Dime cómo es tu casa y te diré qué potencia te conviene
Uno de los principales componentes dentro de la factura eléctrica es la potencia que se tiene contratada. Es un factor fundamental ya que de ello depende la capacidad de funcionamiento simultáneo de los aparatos eléctricos que en el hogar haya. Determinar la potencia a contratar correcta es un paso muy importante de cara a contar con el suministro eléctrico adecuado, no incurriendo en pagar por potencia que no se usa o que ocurra lo contrario, necesitar más potencia de la que se tiene. Se trata de encontrar la potencia necesaria para cada hogar, conseguir ahorrar y no tener problemas para pagar la factura de la luz.
En ocasiones no se conoce cuál es la potencia adecuada para el hogar y por lo tanto se tiende a contratar una potencia cualquiera lo suficientemente amplia con la que satisfacer la necesitad energética de la casa y que puede por ejemplo resultar excesiva. La potencia que un hogar requiere varía en función de una serie de circunstancias, como por ejemplo el número de personas que habiten esa casa, del tipo de electrodomésticos que haya, de cómo se utilizan esos electrodomésticos y de cuántos se utilizan al mismo tiempo.
Aunque debido a las particularidades del hogar y de uso de aparatos que hay puede resultar complicado establecer valores estándar para cada tipo de hogar, es posible realizar una aproximación tomando referencias genéricas con las que conocer cuál es la mejor potencia y poder hacer que el gasto medio de 990 euros que según IDAE (Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía) tiene cada hogar se vea reducido. En lo que a nivel doméstico se refiere, es probable que con tener una potencia de entre 3,45 kW y 5,75 kW sea suficiente.
Para calcular qué potencia es la adecuada, bastará con sumar la potencia que requiere cada electrodoméstico (grande y pequeño) y el resultado deberá ser multiplicado por lo que se conoce como “factor de simultaneidad” (0,3 cuando hay una alta utilización de los aparatos y 0,2 cuando la utilización de los aparatos a la vez sea menor). El resultado de la multiplicación será una aproximación de la potencia necesaria, no pudiendo ser menor que la del aparato que requiera mayor potencia.
- Apartamento para una o dos personas. Si se tiene en cuenta una vivienda cuyo tamaño es de entre 50 y 80 metros cuadrados, en la que viven una o dos personas y en la que todo es eléctrico, contando con una consumo medio de cada electrodoméstico (Frigorífico 500W, vitrocerámica 1.500W, Tv 500W…) y con un factor de simultaneidad de 0,2, la potencia aproximada a contratar sería de 4,60kW.
- Piso familiar, cuatro miembros. Tomando los mismo valores que en el mismo caso anterior, pero teniendo en cuenta una vivienda cuyo tamaño ronde los 100 metros cuadrados y en la que residen cuatro personas, la potencia que contratar con una baja utilización de los electrodomésticos a la vez rondaría los 5,75kW. En cambio, si la vivienda tiene suministro eléctrico y de gas, la potencia a contratar con un factor de simultaneidad 0,2 sería de 4,6kW aproximadamente.
- Chalet. En una vivienda en la que el tamaño es mayor y probablemente el equipamiento en cuanto a electrodomésticos y aparatos es mayor, habrá que tener una mayor potencia contratada, en torno a 6,9kW (una vivienda con todo el suministro eléctrico y con una instalación monofásica), o en torno a 10,3kW (si la instalación es trifásica).
Diferencias entre instalación monofásica y trifásica
Una instalación monofásica como su propio nombre indica es la que tiene una única fase y la tiene con una única corriente alterna, es decir se distribuye y se consume la energía eléctrica a través de una misma fase en la que el voltaje varía de la misma manera.
En cambio, una instalación trifásica es aquella que está formada por tres corrientes alternas diferentes y que son capaces de mantener una potencia constante y más elevada.