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Tribuna
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El internet del transporte

El internet de las cosas va a revolucionar la vida cotidiana, permitiendo que las personas intercambiemos información con objetos conectados a la red. El sector del transporte no va a ser ajeno, pues cuenta con unas condiciones únicas para sacar partido de la progresiva implantación de tecnologías digitales que transformarán sus operaciones y servicios. Es lo que podemos llamar el internet del transporte.

El internet del transporte representa una importante oportunidad para las autoridades de transporte de acercarse más aún al ciudadano. Para los operadores, supondrá contar con nuevas herramientas y tecnologías digitales que permitirán conocer el estado de su explotación, lo que redundará en una mejora sustancial del servicio, de la fiabilidad de sus activos y de la seguridad de la operación. Para los gestores financieros, permitirá una reducción de los costes de cobro gracias a la habilitación de nuevos canales de pago digitales, así como un aumento de los ingresos derivados de la comercialización de nuevos servicios a través de dichos canales. Para los responsables de las tecnologías de la información conllevará la reducción del coste global de explotación, mediante el uso de arquitecturas de integración más eficientes y la implantación de sistemas de gestión en cloud. Y lo más importante, los clientes tendrán a su disposición nuevas aplicaciones que les mostrarán el estado del servicio en tiempo real, les permitirán planificar de forma óptima sus desplazamientos, así como acceder a una oferta de servicios mucho mayor que integrará sus hábitos de consumo con los de movilidad.

Cada vez más autoridades de transporte –OC Transpo (Otawa), CTA (Chicago), TFL (Londres), entre otras– están poniendo a disposición de terceros información del estado del servicio. A través de arquitecturas abiertas open data los desarrolladores pueden incluir esta información en sus aplicaciones para smartphones o incluso los operadores pueden facilitarla a través de sus redes wifi o integrarla con sus medios móviles de pago.

Así, los usuarios pueden acceder cómodamente a información online sobre el transporte. Con un simple clic pueden pagar billetes, comprobar el estado del transporte que prefieran, acceder a opciones de viaje o aprovechar descuentos por fidelización.

Otro ejemplo es el pago de billetes, mucho más eficiente y cómodo gracias al uso de smartphones que incorporan tecnología NFC. La combinación de todo ello ofrece al cliente una mayor comodidad y a los operadores, un menor coste operativo en la gestión de los ingresos. El metro de Washington DC ya está preparando el proyecto piloto de su programa de pagos de nueva generación para principios de 2015. En dicho piloto se perfilará el uso de múltiples formas de pago, desde los monederos móviles, o las tarjetas bancarias sin contacto, hasta las tarjetas de identidad del Gobierno Federal (PIV Card).

El intercambio de información y comunicación entre máquinas remotas (M2M) permite conocer en tiempo real el estado de los equipamientos e instalaciones, llevar a cabo acciones de telemantenimiento, mejorar el rendimiento de los activos o aplicar modelos eficientes de operación que minimizan sus costes a igual calidad de servicio. Como ejemplo cercano tenemos Metro de Madrid, que está desarrollando modelos eficientes de operación de las instalaciones (energía, ventilación…), apalancándose en su infraestructura de monitorización que permite captar de los equipos sus condiciones de funcionamiento y modificarlas online, usando para ello modelos analíticos que optimizan el coste inducido.

Y no es ciencia ficción, los drones pueden sobrevolar instalaciones o infraestructuras y facilitarnos imágenes que sistemas inteligentes de reconocimiento visual puedan interpretar. En los Países Bajos, el gestor de infraestructuras ferroviarias –ProRail– está utilizando drones captando imágenes de la vía para detección remota de incidencias y evitar tener que desplazar a su personal de mantenimiento.

Otra de las tendencias es el connected train. Proveer conectividad wifi a bordo permite a los usuarios estar conectados durante el viaje con sus propios dispositivos; a los operadores o incluso a proveedores de servicios, ofrecer una oferta personalizada de entretenimiento o información que pueden monetizar; al gestor de la infraestructura, potenciar la detección temprana de incidencias; a los mantenedores de los propios trenes, conocer las condiciones reales de operación y optimizar los planes de mantenimiento incorporando técnicas predictivas. Operadores europeos como NSB, SJ o SNCF están desarrollando estos enfoques.

Aunque la evolución ya ha comenzado, muchos siguen preguntando y ahora, ¿qué? Prevemos que el próximo paso del internet del transporte será un mejor empleo de la analítica de datos. Con ingentes cantidades de datos disponibles y unas poderosas herramientas de análisis, los planificadores de las compañías de transporte podrán identificar puntos de congestión y problemas de servicio con mayor rapidez que nunca. Los sistemas proporcionarán alertas y protocolos de decisión para impedir problemas, todo ello con menores costes operativos y una mejora de la seguridad.

Por último, y desde una perspectiva macro, mejorarán el transporte en las ciudades, aportando nuevos flujos de ingresos que contribuyan a su sostenibilidad, facilitando que el término smart tenga verdadero sentido.

Carlos Gallego es managing director de Accenture.

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