La Fageda, mucho más que yogures
Llamarse Cristóbal Colón, trabajar como psiquiatra y pretender dar un trabajo real a personas con discapacidad. Esa fue la locura del fundador de La Fageda, una empresa de yogures y productos lácteos que funciona en la comarca de La Garrotxa desde los años ochenta. La compañía nació al revés de cómo suele crearse un proyecto empresarial. El primer objetivo era mejorar la vida de las personas con discapacidad o enfermedad mental severa. El segundo, generar ingresos para dar un trabajo real a estos enfermos. Como describe Cristóbal Colón en la memoria de la compañía:
“Durante diez años trabajé en varios hospitales e instituciones psiquiátricas, con la intención de arrancar a estas personas de la pasividad (…). Pero la ilusión inicial de desvanecía a los pocos meses, puesto que una vez que las personas ya habían decidido salir del patio del manicomio, el proyecto era falso. Lo que producíamos no era útil para nadie, era un subterfugio, un ‘vamos a hacer como si trabajásemos’. Con lo cual, la razón última del trabajo, que es hacer cosas útiles para los demás, allí no se realizaba. Era un trabajo sin sentido”.
Veinte años después, La Fageda es el tercer productor de yogures y productos lácteos de Cataluña. Compite en los lineales de yogures de los supermercados con gigantes como Danone con un equipo de 236 empleados, de los cuales 116 tienen algún tipo de discapacidad mental o intelectual. Con 55 millones de yogures vendidos cada año y una facturación de 15 millones de euros en 2013, una cosa sigue igual en el valle rodeado de hayas en el entorno del Parque Natural de la Zona Volcánica de La Garrotxa, donde está la fábrica de La Fageda: el principal objetivo del proyecto es mejorar las condiciones de sus empleados. Su “yogur de la granja”, como se conoce en Cataluña, está elaborado con leche de las 430 reses que cada día escuchan música barroca, del que cada mes se venden cuatro millones de unidades con 18 referencias.
En 2009 la empresa empezó a elaborar helados a base de yogur elaborado en su granja, y tres años después amplió su negocio a la elaboración de mermeladas y conservas en el obrador de Mas Els Casals. La actividad, que arrancó en 2012, produjo al año siguiente 16 toneladas de distintas variedades de mermelada. Aquí trabajan 22 personas con discapacidad psíquica o trastornos mentales, un encargado y dos monitores.