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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Unos test que marcarán la diferencia

A solo cinco días de la publicación de los test de estrés de la zona euro, la prueba realizada por el BCE, la Autoridad Bancaria Europea y la Comisión Europea quiere ser un antes y un después a la hora de juzgar el saneamiento, la solvencia y la viabilidad de la banca europea. Los 130 mayores bancos de la zona euro, que acumulan el 85% de los activos financieros de la región e incluyen la práctica totalidad de la banca española, han sido sometidos a un escáner exhaustivo cuyo objetivo es revelar los entresijos de cada entidad con el grado de detalle suficiente para satisfacer a los inversores. Pese a que el sector se muestra confiado en que el próximo domingo no haya grandes sorpresas ni entre los aprobados –la mayoría del sector– ni entre los suspensos, desde Bruselas se ha lanzado el mensaje de que esta vez la severidad de los test va a ir bastante más allá de una nota de corte. El examen ha sido tan detallado que expondrá a las entidades a la posibilidad de que los mercados juzguen no solo sus ratios de solvencia, sino también la viabilidad de su modelo de negocio. Bruselas ha utilizado el ejemplo de Dexia –que se derrumbó tras los test realizados en 2011, pese a haber superado la prueba– para asegurar que la entidad sucumbió por haber mostrado al mercado unos puntos débiles que precipitaron su caída.

La advertencia lanzada por la Comisión Europea constituye un aval importante para un examen cuya importancia última reside precisamente en su rigor, más que en el valor político que suponen para Europa y sus mecanismos de supervisión. Pese a ello, las pruebas que se publicarán el próximo domingo son, en cierto sentido, un salvoconducto para la zona euro en general y para el Banco Central Europeo en particular. El organismo asumirá el próximo 4 de noviembre la supervisión única de los mayores bancos de la región en lo que constituye el primer paso para alcanzar la unión bancaria. Precisamente por ello, para el BCE resulta clave que los datos de los test dibujen una radiografía severa y fiable del estado de las entidades cuyo control asumirá y no dejen lugar para sorpresas desagradables en un futuro próximo. Sin embargo, quienes se juegan más –y por tanto, quienes pueden perder, pero también ganar más– son las propias entidades financieras, cuya solvencia, fiabilidad y viabilidad puede salir reforzada como nunca del proceso. En ese sentido, las pruebas de estrés están llamadas a tener una triple función: ayudar a recuperar la confianza en las instituciones europeas, proporcionar información fiable a los inversores y rehabilitar, de una vez por todas, un sector financiero en el que existen entidades con debilidades, pero también, y en su mayor parte, bancos preparados para el futuro.

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