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El 2% del gasto total de las tarjetas ‘B’ se concentra en el mes sin desglosar

Sin rastro de los 360.000 euros perdidos en febrero de 2009

Tarjetas-opacas-Caja-Madrid
Reuters
Juande Portillo

El extracto completo de las tarjetas opacas de Caja Madrid recuperado en la investigación abierta por los nuevos gestores de Bankia detalla cada uno de los gastos realizados por los 82 directivos y consejeros de la entidad que las utilizaron entre 2003 y 2012. Cada partida desglosa la cuantía, fecha y hora de cada operación y, en la mayoría de los casos, el establecimiento de la compra y el concepto de la operación.

La información ha puesto de manifiesto que lejos de destinar a gastos de representación estos fondos, por otra parte ocultos al fisco, los usuarios de las tarjetas las utilizaron para abonar operaciones tan dispares como la compra de bebidas alcohólicas, lencería, arte sacro, e incluso el pago de impuestos municipales.

Un listado exhaustivo que abarca toda una década –un periodo de 113 meses, que va del 1 de enero de 2003 a junio de 2012– con una señalada excepción: el desglose de los movimientos de febrero de 2009 ha desaparecido, dejando en secreto el destino de un gasto total de 358.900 euros.

La cuantía se conoce porque, como es habitual, el cargo se realizaba a mes vencido, con lo que el gasto total de cada uno figura entre los movimientos detallados de su cuenta en marzo de 2009.

Durante sus pesquisas sobre las tarjetas black, Bankia realizó una “petición informática para recuperar toda la información que conste en dichos registros”, detalla en el informe remitido al FROB y luego a la fiscalía, si bien “no se ha podido recuperar la información correspondiente a los movimientos de febrero de 2009”. Desde la entidad aseveran desconocer la causa de la desaparición de estos datos, si bien no descartan que se deba a un fallo informático.

Sea como fuere, la cifra de 358.900 euros resulta considerable teniendo en cuenta que triplica el gasto medio mensual registrado durante la década, que se sitúa en los 108.000 euros. Aún teniendo en cuenta que 2009 fue el ejercicio de mayor dispendio por parte de los beneficiarios de las tarjetas opacas, con 1,626 millones de euros gastados, la media mensual apenas sube a 135.500 euros.

Solo en este mes oculto de las tarjetas opacas, de hecho, se concentra algo más del 2% del gasto total que se acumuló durante 10 años disimulado ante miradas ajenas bajo cuentas bancarias destinadas a cubrir “errores de servidor informático”.

El gasto de dicho mes, en concreto, se repartió entre 46 directivos y consejeros de la entidad. El mayor saldo acumulado en el mes, 18.418 euros, correspondió al que fuera secretario de Estado de Hacienda durante el segundo Gobierno de José María Aznar, Estanislao Rodríguez-Ponga, cuyos gastos conocidos con la tarjeta B incluyen pagos en concesionarios, viajes, o hipermercados.

Le siguen en el listado los 11.479 que gastó el expresidente de Caja Madrid Miguel Blesa, para quien era habitual retirar dinero en efectivo de los cajeros, a 600 euros por visita, pagar restaurantes y hoteles de lujo o comprar en Louis Vuitton con su tarjeta opaca.

Resultan llamativos también los 6.000 euros justos que se cargaron por febrero de 2009 a las cuentas del exdirector general de Caja Madrid, Ricardo Morado Iglesias y al expresidente de la patronal CEOE, Gerardo Díaz Ferrán.

Ambos, eso sí, eran especialistas en presentar extractos redondos, el primero porque solía sacar en efectivo el dinero, y el segundo porque gastaba siempre las mismas cantidades (entre 1.200 y 1.800 euros) en comer en los mismos restaurante, la mayoría propiedad del aún presidente de la patronal madrileña Arturo Fernández.

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