Los operadores necesitan ayuda
Las mesas de operaciones de renta fija de Wall Street dieron la bienvenida al extraño regreso de la volatilidad. Probablemente no ha sido suficiente, sin embargo, para garantizar una rentabilidad decente a Goldman Sachs, JPMorgan y Morgan Stanley en el trimestre que acaba de terminar. Tendrían que generar hasta 12.000 millones de dólares (unos 9.500 millones de euros) de ingresos adicionales en renta fija, divisas y materias primas (FICC, por sus siglas en inglés) para lograr una rentabilidad sobre el capital del 15%.
Los equipos de banca de inversión no pueden hacerlo solos.
Goldman tendría que acumular 4.000 millones de dólares de ingresos anualizados por la negociación de bonos para aumentar la rentabilidad sobre el capital del 10,9% en los primeros seis meses de este año hasta el nivel más respetable del 15%.
Por su parte, Morgan Stanley tendría que producir 6.000 millones de dólares adicionales de ingresos anualizados por FICC para elevar su rentabilidad del 8,4% que deja mucho que desear, después de impuestos. Eso es seis veces lo que sus operadores lograron en el segundo trimestre.
JPMorgan, cuya banca de inversión mostró una rentabilidad del 13% en el primer semestre, tendría que hacerse con otros 1.800 millones de dólares, y Deutsche Bank, en un 14%, con 450 millones de dólares.
Las cifras cuestionan que el negocio esté simplemente en una depresión cíclica. Por tanto sería necesaria una reducción de costes más agresiva. Quizá eso explica cómo Bank of America derrotó a sus rivales en la primera mitad del año con un margen antes de impuestos del 37% y un 14,3% de rentabilidad sobre el capital de sus operadores FICC y de renta variable.
Banca de inversión, brokers, gestores de patrimonio y profesionales del préstamo tendrán que trabajar aún más. Tal vez los operadores los hayan llevado hasta donde podían.